El cambio que viene

Victor de Regil

 

Una vez que hoy 9 de junio, Alejandro Armenta reciba su constancia de mayoría como gobernador electo del estado, Puebla entrará a una larga transición gubernamental de seis meses que no estará exenta de ventajas y desventajas.

Ciertamente, entre las primeras está que la transmisión del poder será de compañero de partido a compañero de partido: el actual gobernador, Sergio Salomón, comparte con Alejandro Armenta los intereses y los objetivos de la Cuarta Transformación, lo que sin duda alguna facilitará muchas cosas, pero especialmente el diálogo, la confianza y los acuerdos.

Un escenario distinto sería si el próximo gobernador fuera de otro partido, aunque en todo caso la legalidad y la civilidad se hubieran impuesto por necesidad.

Aunque pertenecen evidentemente a grupos políticos internos diferentes, tanto Salomón como Armenta son políticos profesionales, que sabrán llevar a buen puerto el cambio de mando.

Sergio Salomón será gobernador hasta el último segundo del último minuto de su mandato; quien no lo entienda así, se estará equivocando y cometerá un gravísimo error.

En la cultura política mexicana, el fenómeno de la cargada se acentúan cuando se elige al nuevo gobernante, al que muchos le encuentran todas las virtudes y cero defectos.

Todos buscan acomodarse con “el nuevo Rey” -muera el Rey, viva el Rey- y poco a poco se van alejando o distanciando del anterior, sobre todo cuando está a poco de dejar el poder.

Sin embargo, la forma siempre seguirá siendo fondo, y nadie debe confundirse. Todo en su tiempo, todo en su momento, como parte de un proceso normal de transmisión de poder. Comer ansías puede ser nocivo para la salud.

Sergio Salomón, dijo que estará atento al inicio del proceso entrega-recepción. Señaló que es importante planificar proyectos de largo alcance, que rebasan su periodo de gobierno, y encaminar la transición, tanto en lo político como en lo administrativo y lo presupuestal. Habló de respeto a los planes de Alejandro Armenta, pero sobre todo de coincidencias.

Se sabe que Sergio Salomón está dispuesto a que todos sus secretarios y todas sus secretarias expongan en lo individual a Armenta el estatus de cada una de sus dependencias y le expliquen logros, pendientes, carencias y ventanas de oportunidad, con total transparencia.

El actual gobierno no heredará deudas al siguiente y tampoco arcas vacías, como sí ha ocurrido en otros sexenios.

Decisiones que trasciendan el periodo actual, serán consultadas al próximo gobernador. Nada se ocultará. No pasará lo que pasó, en su momento, por ejemplo, entre Mario Marín y Rafael Moreno Valle, quienes protagonizaron una de las transiciones más ríspidas que se recuerden en las últimas décadas.

Entre Salomón y Armenta hay una gran relación política, que viene construyéndose de forma decidida desde el complicado y durísimo proceso interno de Morena para la elección del candidato a gobernador. Ante la coyuntura y los escenarios, ante los peligros y los riesgos, desde entonces unieron intereses y caminaron juntos, bajo el sabio principio de que ante un enemigo común, se debe trabajar juntos.

Sergio Salomón estará apoyando sin ninguna duda a Armenta para que, cuando este asuma la gubernatura encuentre todo en orden, sin obras pendientes.

Desde la perspectiva del actual gobernador, el periodo de seis meses de aquí a ese momento histórico, es una gran ventaja, pues Armenta tendrá suficiente tiempo para la planeación de proyectos que podrá empezar a ejecutar desde las primeras semanas de su mandato.

Que la presidenta Claudia Sheinbaum, que el alcalde Pepe Chedraui y que la mayoría de los diputados federales y locales sean del mismo partido, también es un factor que irá en positivo.

Será, pues, una transición de medio año, un periodo en el que también muchos y muchas estarán a prueba.