Victor de Regil
El proceso electoral que acabamos de vivir, nos presenta un paralelismo que existe con la virtual primera presidenta de México y el próximo gobernador de Puebla, el cua es la paciencia
Y es que, por lo menos, en el caso de Armenta, esperó desde el 2019 a la fecha, cuando se postuló como precandidato a la elección extraordinaria a Gobernador, pero no fue seleccionado como candidato.)
La candidatura de Alejandro Armenta se fraguó paso a paso. Pero el triunfo de Alejandro Armenta es un triunfo del pueblo organizado. Obedece a la lógica de un proceso social y colectivo. En los procesos electorales no hay recetas mágicas ni trucos de la mercadotecnia.
Recordemos que tanto en el 2018 como en las elecciones del 2024 se ha mostrado cómo la elección obedece a un proceso social y organizado de las masas populares. Y que el pueblo de México y de Puebla está altamente politizado.
Alejandro Armenta supo observar el rumbo que comenzaba a tomar el país en materia política y, de manera intuitiva se subió a la locomotora de la historia en el 2018. Esta intuición política la fue labrando desde el senado de la república, ahí el senador Armenta comprendió que los valores y el programa legislativo de la cuarta transformación respondían a una necesidad popular y soberana.
Alejandro Armenta también sufrió el clasismo y el desprecio de las élites empresariales y mediáticas, quienes sucumbieron a la tentación de menospreciarlo.
Pero Armenta, del 2018 a la fecha hizo la única política que sirve en la Cuarta Transformación: caminar junto al pueblo. Sólo así se puede explicar que Armenta encontró en Morena su hogar político.
El conteo rápido del INE, dado a conocer a las 12 de la noche, mostró los fríos números de la elección. En Puebla, la gente mostró su cultura democrática. Las personas esperaron en las casillas a tomar su turno para votar, y quienes contaron los votos lo hicieron de manera consciente y detallada.
Alejandro Armenta y Claudia Sheinbaum impulsaron positivamente la elección, lo que ayudó a muchos candidatos. En realidad, no hubo sorpresas. Era muy claro, por lo menos desde noviembre del año pasado, que el triunfo de Claudia Sheinbaum y Alejandro Armenta sería un triunfo frontal.
Por supuesto que la popularidad de Andrés Manuel siempre estuvo presente en la campaña.
La elección y la victoria de Claudia Sheinbaum y Alejandro Armenta también exhibió que las élites están por completo desconectadas del mundo social.
Muchos de los analistas y actores políticos leyeron en la elección un “enfrentamiento entre las fuerzas democráticas y las fuerzas no democráticas”; además se dieron a la tarea de difundir encuestas falsas y a modo para beneficiar a los candidatos de su preferencia.
Estas encuestas y estos comentarios estuvieron siempre fuera de la realidad social . De nueva cuenta los medios y las élites mostraron su lejanía de los hechos sociales y exhibieron sus intereses políticos y de clase.
Las élites y los medios se ensimismaron en una narrativa alejada del sentimiento popular. Los grandes perdedores de esta elección no fueron los partidos de oposición
Los grandes derrotados de este proceso electoral son quienes se colocaron las gafas del elitismo para comprender procesos sociales e históricos que están arraigados en el imaginario social.
Morena y la cuarta transformación no son un partido político más del régimen de la transición. Tampoco son una maquinaria electoral, ni un nuevo partido de estado.
Morena demostró que sigue siendo el partido movimiento y que sus bases y el sentimiento colectivo sostienen la existencia de morena y de la cuarta transformación.
Por eso, es un error reducir el triunfo electoral en Puebla a circunstancias biográficas o a reduccionismos del dañino discurso priísta y del vocabulario de Daniel Cosío Villegas.
Por supuesto cada uno es libre de dar las más rebuscadas explicaciones al triunfo de Armenta y Claudia Sheinbaum.
Pero en la variable qué hay que tomar en cuenta es que esta masiva participación popular es el resultado de un trabajo político en la izquierda desde hace varias décadas.
Por lo tanto, los votantes de Alejandro Armenta y de Claudia Sheinbaum en Puebla son votantes que están a favor de la Cuarta Transformación, de su visión política y del liderazgo de la 4T en América Latina y el mundo.