Damián Jerónimo Andreñuk. Nació en City Bell en 1986 y reside en Villa Elisa, ambas localidades ubicadas en el partido de La Plata, Buenos Aires, Argentina. Publicó diez libros, todos a través de certámenes en diferentes editoriales: Omisiones (Raíz alternativa, 2010), Portales al vacío (De Los Cuatro Vientos, 2011), Formas concretas (Hespérides, 2013), Silencio de crisálidas (Literarte, 2015), Metástasis (Luz del alba, 2015), Vértigo insondable (Mis Escritos, 2017), Música del polen (Hespérides, 2021), Yamila (3K, 2021), Donde orinan los lobos (Fela, 2021) y Dimensiones de lo breve (Mis Escritos, 2022). Además, a nivel nacional e internacional, obtuvo distinciones en concursos y fue seleccionado para colaborar en revistas y antologías.
Batallas
En todas mis batallas me he fortalecido
y algo se me ha muerto
a través de lo que enseña majestuosidad
a través de lo que ahorca a la inocencia
tatuado por horrores y purezas
todavía celebro cada porción de luz
todavía sangro desde heridas incomunicables
conservar ciertos tesoros tuvo exigencias tremendas
vivir entre la lucidez y múltiples desequilibrios
sin inversiones materiales seguras
nutriéndome de fuentes milagrosas
despreciadas por la mayoría.
Necesito el mar y campo a la intemperie
mujeres fusionándose a mi alma
en una dulce armonía transparente
en una cópula salvaje hasta la fiebre
necesito las montañas la sagrada intensidad de la poesía
el rechazo para siempre de lo estéril
feroz como Rimbaud o Dostoievski
quisiera desoír la música de los abismos
ningún otro rumbo
es más veraz que el de la piel
el corazón
o las palabras.
Versos por Séneca
Necesitamos en verdad sólo muy poco
Cuidar cada tesoro que nace de la sangre.
Acariciar las orquídeas que brotan del cariño.
Forjar un escudo de quietud luminosa, una espada febril
contra los lobos.
Lo más terrible es el temor
Como soñar continuamente con amapolas muertas.
Como querer bailar con las piernas cercenadas.
Como un voraz incendio en el último refugio.
Difícil acertar antes de equivocarse
Hay que beber toda la magia que irradia la niñez.
Hay que hundir el cuchillo en la lepra de la vida.
Hay que buscar la comunión con los ángeles del Otro Lado.