Izúcar de Matamoros, cuna del Ejército: Congreso local

P U L S O   P O L I T I C O

Gabriel Sánchez Andraca

 

 

 

            En una histórica sesión del Congreso del Estado celebrada en el palacio municipal, mal llamado “Casa Colorada”, se aprobó por unanimidad el dictamen que declara a esa cabecera municipal, como Cuna del Ejército Mexicano.

            La diputada Liliana Luna Aguirre, presidenta de la Comisión de Cultura del propio Congreso, dio lectura al documento que fue aprobado por unanimidad.

            Tal declaración tiene su base en el hecho histórico de que el 16 de diciembre de 1811, el caudillo independentista José María Morelos y Pavón, ordenó al recién llegado cura de Jantetelco Mor., Mariano Matamoros, conformar una brigada con educación militar, disciplinada y uniformada, para hacer frente al ejército realista con mayor eficacia y con respeto para la sociedad civil, que muchas veces era víctima de abuso de los guerrilleros insurgentes.

            Se abrió el registro de los jóvenes que quisieran participar como soldados de la Independencia, en el mismo edificio donde se llevó a cabo la sesión, conocido popularmente como El Portalillo, en una esquina del zócalo y a un costado de la iglesia de la parroquia de la Asunción.

             Fueron poco más de dos mil los jóvenes reclutas inscritos. Mariano Matamoros que fue un apasionado independentista y gran admirador de Morelos, cumplió cabalmente con la encomienda del caudillo y en unos meses la brigada conformada por jóvenes mestizos (la nueva raza) con capacitación militar, disciplinados y uniformados y además respetuosos y amables con la sociedad civil, salieron a los llanos de Tecamachalco para enfrentar a un ejército español que había arribado al puerto de Veracruz y que se dirigía a la capital de la Nueva España.

              Los españoles se enfrentaron por primera vez, con una fuerza militar bien conformada que los derrotó. Murieron en la contienda poco más de 400 soldados de uno y otro bando (el de los insurgentes y el de los gachupines) Ignacio Zaragoza ordenó que todos fueran sepultados, sin distinción alguna, en un lugar sagrado y ese fue, el templo parroquial de Quecholac, población cercana a Tecamachalco.

             Por la apertura de zanjas en el interior del templo, la construcción colonial se resintió y unos años después se derrumbó la bóveda y la cúpula y el templo quedó en desuso. Se construyó uno nuevo a un lado del anterior y el que fue el sepulcro de los primeros soldados del ejército mexicano, quedó en el completo olvido.

             Nadie, excepción de algunos historiadores regionales, recuerda el hecho. No ha habido ningún acto en memoria de los valientes jóvenes que conformaron el regimiento con el que de hecho se fundó el ejército nacional. Tampoco se han tocado las ruinas, ahí siguen, deteriorándose por el paso del tiempo y los fenómenos naturales.

             Que bueno que ahora se revive uno de los hechos más trascendentales de la historia de Puebla, que tuvo una gran importancia en la lucha libertaria de José María Morelos.

             En el acto celebrado en Izúcar estuvieron presentes: el secretario de Educación Pública del Estado, doctor Melitón Lozano, quien fue uno de los más entusiastas promotores del evento; el presidente municipal del lugar, Benjamín Hernández Lima y el cronista municipal Raúl Martínez Vázquez.

             La iniciativa de decreto fue presentada por los diputados locales: Gabriel Biestro Medinilla, Mónica Lara Chávez, Valentín Medel y Juan Pablo Kuri Carballo.

             La Comisión de Cultura del Congreso, turnará al pleno este decreto para su aprobación y publicación en el Periódico Oficial. En el mismo decreto se establece que se inscriba con letras de oro en los muros del palacio legislativo: Heroica Ciudad de Izúcar de Matamoros, Cuna del Ejército Mexicano”.

             EL PARTIDO DEL TRABAJO, SE pronunció porque los candidatos que lance para ocupar cargos públicos de elección popular, sean personas honestas, comprometidas con el pueblo, con capacidad y sensibilidad política y designadas democráticamente por los militantes.

             Tomás Tenocelo Rugerio, se dolió de que en las elecciones del 2018, se hayan colado elementos negativos, oportunistas, ambiciosos, sin cualidades cívicas, sin escrúpulos, sin convicciones políticas y aprovechando la popularidad de López Obrador, hayan logrado encaramarse en posiciones que no merecen y que constituyen una mancha, un desprestigio para el Partido del Trabajo, que junto con “Morena”, están luchando por cambiar la situación de México y los mexicanos, que durante décadas han sido gobernados por una mafia corrupta que pensaba que el país era de su propiedad.

             Consideró que el PT debe dar una muestra clara y contundente, de que nada tiene que ver ni con el PAN, ni con el PRI, que sus candidatos no van a ser designado dedazo, ni se van a aceptar “chapulines políticos”, los que brincan de un partido a otro con la mayor facilidad y cinismo.