¿A qué le tira la oposición?

 

 

Victor de Regil

 

En el proceso electoral que se avecina, tanto a nivel federal como en los estados donde se elegirá Presidente de la República y gobernadores, así como senadores, diputados y presidentes municipales, la oposición agrupada en Fuerza y Corazón por México y en las alianzas locales tiene cifradas sus esperanzas de triunfo en un escenario donde se cumplan algunas variables las cuales, si se conjugan en el mismo espacio y mismo tiempo, el oficialismo y sus candidatos resultarán derrotados, así sea de forma apretada.

La narrativa impuesta por el régimen y la mayoría de las empresas encuestadores indica que la coalición PAN-PRI-PRD poco o nada tiene que hacer frente a Morena y sus aliados; sin embargo, la oposición apuesta a que si se cumplen algunos puntos, podrían dar la gran sorpresa.

Uno es que las fracturas causadas por la selección o imposición de candidatos en Morena se agudicen y se produzca una rebelión de los vencidos que provoque un importante hoyo a su voto duro. La fuga de morenistas a los partidos de la alianza opositora, que empieza a habilitarlos como sus candidatos a presidencias municipales y diputaciones locales y federales, es un foco rojo, sin duda. Aquí en el estado de Puebla, por ejemplo, hay casos en donde Morena, PT y el PVEM buscarán la alcaldía por separado, como Acatlán de Osorio.

En otros municipios y distritos los aliados de Morena van a enfrentarse, lo que atomizará el voto, menguará sus posibilidades de victoria y alentará las de los candidatos de la oposición.

Asimismo, las obvias inconformidades entre las bases de Morena por el arribo de ex priistas siga creciendo y se exprese el día de la elección en un voto de castigo a su partido.

Las fuertes declaraciones de la presidenciable Claudia Sheinbaum en Tehuacán, subrayando que los fundadores de Morena no ganan encuestas, a diferencia de los recién llegados, sacudieron al partido y ciertamente frenaron a varios ambiciosos, pero no terminaron con la molestia que hay en muchos militantes que fueron ignorados en el reparto de las candidaturas y que pueden jugar las “contras” durante las campañas y la jornada electoral.

En Puebla, en el caso de la carrera hacia la gubernatura, hay grupos como el que encabeza Ignacio Mier que anhelan la derrota de Alejandro Armenta, no es ningún secreto que el candidato a senador y sus operadores apuestan a un escenario de debacle e incluso expresan que al senador con licencia no le alcanzará para vencer al panista Eduardo Rivera.

No sólo no han superado la derrota en la contienda interna, sino que saben, y muy bien, que si Armenta es el gobernador, las posibilidades de Ignacio Mier de pelear por la gubernatura en 2030, son igual a cero. Alguien le ha dicho que “la siguiente” es la suya, pero siempre y cuando Eduardo Rivera triunfe el 2 de junio.

Si bien en público, Ignacio Mier ha hablado de unidad y hasta se ha tomado la foto con Armenta, la verdad es que sólo disimula. Ese es uno, pero hay varios “Caballos de Troya” en Morena, listos para clavar el puñal.

Otro factor es que crezca el voto anti López Obrador, al tiempo que caiga la aprobación ciudadana del presidente.

Muchas encuestas no están reflejando ni registrando la inconformidad de buena parte de la población por el manejo del gobierno federal; es decir, hay un voto oculto que puede resultar muy peligroso para Morena, sobre todo si sus candidatos se confían y caen en actitudes de soberbia o piensan que ya ganaron.

A la fecha la mayoría de las encuestas registra que hay un 30% del electorado que está indeciso y que otro porcentaje importante, que ya tomó una decisión sobre por quién votar, podría cambiar de opinión durante las campañas.

AMLO no estará en la boleta, pero aún así, es el principal activo, la principal fortaleza de los candidatos de Morena; si él cae, ellos y ellas también lo harán.

Los puentes rotos del presidente con la sociedad civil están dificultando la campaña de Claudia Sheinbaum y del resto de candidatos en el país, atenidos así, en todo caso, única y exclusivamente al voto duro de Morena.

Un factor relevante son los problemas de inseguridad en el país, ya de por sí graves, se sigan complicando y que el tema, que es la principal preocupación de los mexicanos, complique el resultado que esperan los candidatos y las candidatas de Morena.

El aumento de homicidios dolosos, desapariciones, ejecuciones y extorsiones, pero sobre todo la falta de una política pública eficaz para detener la escalada de violencia, son una bomba de tiempo para el partido oficial, y eso la oposición va a buscar que le beneficie de una u otra forma.

Otro factor es que el 2 de junio haya una alta participación ciudadana, igual o superior a la de 2018, cuando López Obrador ganó con el 53.19% de los votos. Ese año salió a votar el 63.42% del padrón, una cifra histórica. Este año, se calcula, podría ir a sufragar hasta el 70%.

Diversos estudiosos y analistas del tema electoral afirman que a mayor participación ciudadana, más voto en contra del oficialismo, lo que no es tan exacto, pues muchas veces así ha sido y otras tantas no.