PLAYA DEL CARMEN, QUINTANA ROO.- Desde hace años había escuchado sobre el parque denominado Río Secreto, si bien su tamaño no es tan grande como los que pertenecen a Experiencias Xcaret, ha mantenido un posicionamiento importante en el común denominador de los viajeros a esta región de Quintana Roo.
Ayer tuve la oportunidad de descubrirlo y me pareció una maravilla, en primer término porque tiene una extensa zona selvática protegida, donde se ha garantizado que no habrán construcciones y así, se preserva la vida y el ecosistema de diversas especies amenazadas por el vertiginoso crecimiento turístico de la zona, desde aves hasta reptiles, pasando por mamíferos y por supuesto, insectos que dan vida a este verde ecosistema.
Por otro lado, el sistema de ríos subterráneos que tienen dispuesto para que los visitantes entren, es solo un pequeño porcentaje de lo que se ha descubierto y estudiado por espeleólogos, buzos, biólogos y arqueólogos, que han encontrado y documentado parte de la historia de la península de Yucatán e incluso del mundo maya en esta región.
Los ríos subterráneos con acceso guiado, no tienen modificaciones tales como iluminación o brechas construidas para facilitar el tránsito de los visitantes o del agua misma, cada visitante lleva un casco con luz –lo mismo que el guía– y en todo momento se exhorta a no tocar estalactitas o estalacmitas, hay un cuidado estricto para no modificar las profundidades de las cavernas, esas que los mayas llamaban el Xibalbá.
Se trata de un destello de naturaleza por dentro y por fuera en un mundo globalizado, donde la infraestructura turística, habitacional y comercial no ha dado tregua a escenarios naturales, sobre todo en destinos tan rentables como Cancún o Playa del Carmen. La iniciativa de Río Secreto me parece muy ambiciosa y al mismo tiempo tangible porque a lo largo de los años, no ha dañado los sistemas de cavernas ni los ríos subterráneos, más bien, se han adecuado guías y empresa a hacer recorridos donde se puede, evitando al máximo la afectación a la naturaleza.
Nos tocó un guía muy destacado, Luis Felipe, originario de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, quien con toda paciencia resolvió todas nuestras dudas, nos explicó por completo la historia del sitio, cómo se descubrió y sobre todo, cómo están ahora buscando crecer con responsabilidad privilegiando la protección ecológica dentro y fuera de las cavernas.
De esos ejemplos virtuosos donde la naturaleza sí puede combinarse con el turismo sin que uno salga dañado.