Lucía del Carmen Bustos Aguilera. Tercera Antología Internacional de Poesía (Sabersinfin)

 

 

LUCÍA DEL CARMEN BUSTOS AGUILERA. Es dentista, maestra y abogada de profesión. En ratos de esparcimiento escribe narrativas tipo anécdotas, fábulas, cuentos, poesía, reflexiones y libros de contenido didáctico. Tiene más de 30 años dedicándose a la docencia con experiencia en todos los niveles educativos, desde preescolar hasta postgrado. Tiene 25 años al frente de la Escuela de Posgrados en Educación Integral (EPEI) y 20 años al frente del Centro Especializado en Estrategias y Análisis de Educación. Ha participado como jurado en diversas instituciones educativas, como invitada en concursos de cuento, declamación y oratoria. Esta experiencia le ha servido para escribir más de 300 composiciones y 8 publicaciones.

 

EN EL CONFINAMIENTO…

 

El recogimiento permite encontrar en el ser de las personas, sus más ocultos anhelos.

La reflexión alcanza el umbral del dolor y el recuerdo, la añoranza y los recelos.

El diálogo interior es tan abierto, que descubre placeres escondidos en los libelos.

Cada día es distinto entre lo cotidiano, la más mínima cosa se convierte en un estelo.

La diferencia entre día y noche se hace más patente, en el tintineante o nublado cielo.

El juego cobra forma y a cada instante en que lo lúdico aparece, inicia un inédito vuelo.

La risa se confunde entre lo triste, lo adverso y lo diverso, atreviéndose a robar los sueños.

El llanto se desprende al mínimo sentimiento, responde a lo sublime y también como consuelo.

Lo material pierde sentido, al fin el ego se ha escondido en el último resquicio del encierro.

Nadie había experimentado tanto conocimiento de sí mismo, como en el confinamiento.

 

 

LA SONRISA DE LOS OJOS

 

Mucha algarabía armaba la boca toda sonriente

pensaba que era la única como afortunadamente

acostumbra mostrar alegría siempre a toda la gente;

en su ir y venir siempre alerta mostrando todos los dientes.

A veces un tanto tímida y otras a carcajada batiente,

creía ser irremplazable en su expresión envolvente,

sin embargo, por cruel destino la boca tuvo un accidente,

muy dañada quedó, desde la comisura hasta los dientes.

Sintió que su vida acababa pues de su antiguo afluente

no podía ya más mostrar esa sonrisa apasionadamente,

sin embargo, llegaron los ojos y le hicieron saber su suerte,

que siempre se condujo altiva equivocadamente,

pues la boca por sí sola no es la expresión de la gente

que de vez en cuando se aprende a valorar airosamente.

La sonrisa de los ojos cual boca análogamente,

si no lo has hecho aún te invito a apreciar advertidamente

cuánta emoción revelan los ojos alternadamente

o bien ambos o uno solo, pueden ser sorprendentes.

Lo mismo reflejan amor, alegría o lo que les atormente,

pero también hay que aprender cuando la boca miente

si son ellos los que en realidad expresan lo que sienten,

de vez en cuando entonces hay que enseñar a la gente,

¡cuánto sonríen los ojos! míralos bien y de frente.