Gonzalo Valenzuela Ramírez
La Navidad es una época repleta de magia
en la que lo mejor son los momentos tan bellos
que vivimos al lado de nuestros seres queridos
Es un momento de profunda reflexión; pregúntate lo que ha significado en tu vida el Encuentro con el Hijo de Dios. Da posada a Jesús en tu corazón, celebra el nacimiento del Mesías, colócalo en el centro de tu existencia como invitado de honor, da gracias por todas las bendiciones y milagros que hizo en ti.
Prepárate para su llegada, a través de la oración y dándole los mejores regalos; tu amor, tu fe, tu perdón, siendo justo y valeroso, perseverando en el bien. Ayudando a transformar esta sociedad, a través de tu participación activa en proyectos humanitarios.
Vivir la Navidad es llevar a Jesús como eje rector, como guía, como inspiración, como escudo, como fuente infinita de bondad. Tal vez tus esfuerzos y tus obras a favor del bien no tengan el impacto que tu esperas, sin embargo, recuerda que lo importante es sembrar; en algún lugar te bendecirá la lluvia.
El espíritu navideño se desborda, existe un gran interés por dar, por compartir lo mejor de ti mismo con tus amistades y seres queridos, que bueno, pero no te quedes ahí, ve más allá, ve hacia el santuario interior donde reside esa divinidad que pretendes honrar. Sólo que ese viaje lo tienes que hacer a solas y en silencio.
Entra en contacto con tu ser superior, ahí reside la fuerza y el poder para lograr lo que sueñas con toda intensidad. Vales por lo que tienes en tu mente y en tu alma, por esos pensamientos, deseos o intenciones que cobran vida en tu mundo real cuando son expresados con profunda fe en una oración a Jesús.
Somos lo que creemos que somos, en verdad crees que eres hijo de Dios, que fuiste creado a su imagen y semejanza, que dentro de ti se encierra un alma, un espíritu inmortal, ojalá y así sea, porque entonces no tendrás ninguna duda de que Jesús puede renacer en ti.
Lo vas a descubrir dentro de ti, cuando llegues nuevamente al centro de tu ser, como cuando eras pequeño y vivías en estado de gracia, eras sólo una promesa de lo que grande que podrías llegar a ser y tus padres te enseñaron a orar, hincado, uniendo las manos e inclinando la frente y casi podías ver y sentir a Jesús y a tu ángel de la guarda muy cerca de ti.
¿Cómo vives la Navidad…? Espero que con alegría y gozo, con esperanza, con optimismo, con salud y unidad familiar, con una fe fortalecida y un corazón lleno de amor. Ánimo. Como siempre gracias por tus comentarios y sugerencias en: oasis_govara@yahoo.com. mx