Jorge Marcelino Alejo
A estas alturas cuando la relación entre empresarios y trabajadores se aprecia civilizada, prevalece la interrogante de por qué todavía no se aprueba la semana de 40 horas.
Será acaso por la diversidad de opiniones que provocó la propuesta para reformar el Artículo 123 Constitucional, al plantear la jornada laboral de 40 horas en vez de 48.
El intento se ha mantenido desde varias décadas atrás, pero no se concreta como se quisiera, porque no es ninguna novedad la semana de 40 horas.
Sin embargo vale decir ahora, que es abundante la participación de trabajadores a través de centrales obreras y sindicatos; de empresarios, de representantes gubernamentales e incluso de especialistas en la materia. Por supuesto las opiniones y propuestas enriquecen el debate y se pone interesante.
Pero debemos decir también, que los argumentos no han cambiado, o al menos dejan esa impresión cuando los empresarios repiten su oposición porque el ajuste de horarios y el pago de horas extras, les encarece los costos. Las centrales obreras y especialistas en Derecho Laboral insisten que los trabajadores tienen derecho a dedicarle más tiempo a su familia, al esparcimiento y a la salud mental.
Se tiene el dato de que en las últimas décadas del siglo pasado, la Organización Internacional del Trabajo -OIT- recomendaba reducir la jornada laboral con miras a elevar la productividad.
Hasta aquí se aprecia que los argumentos mantienen su misma tonalidad, tanto para rechazar como para aceptar la semana de 40 horas en la planta productiva, pero también, se tienen las mismas artimañas de los legisladores, para aplazar su aprobación una y otra vez.
En este propósito, en abril de este año y luego en octubre -en el actual periodo de sesiones de la Cámara de Diputados-se entró nuevamente al debate por la reducción de horas en dicha jornada semanal.
Esto nos indica con claridad que ya son muchas décadas y mucho regateo para aprobar la semana laboral de 40 horas, situación que no debía extrañar cuando es común y se aplica en otros países desde hace mucho tiempo.
Ahora tenemos en consecuencia, que si antes del 15 diciembre próximo–al término del periodo de sesiones de la cámara baja- no hay luz verde de los Diputados Federales para turnarla al Senado, será hasta el próximo 2024, cuando el tema se vuelva a poner a discusión.
Pero surge un pequeño inconveniente.
Para esos tiempos, es probable que los legisladores estarán muy ocupados en sus campañas electorales. Muchos admiten que van por su reelección, y otros tantos, buscarán alguna otra encomienda política.
Por lo que en esas circunstancias, tal vez no tengan tiempo para minucias como la semana de 40 horas.
M E M O R A N D U M
EMPRESARIO
Si el empresario Pepe Chedraui Budid se inició y militó en el PRI, podía buscar la Presidencia Municipal de Puebla por ese partido que, aun cuando languidece, daría buena batalla si los priístas sobrevivientes le echan todos los kilos a la contienda.
Pero no, el industrial tiene otros datos.
El empresario textil prefirió los retos y las cosas difíciles al inscribirse por MORENA, donde no lo quieren y menos coincide con su línea de izquierda. Además el rechazo que abiertamente le externó Alejandro Carbajal junto con otros Morenistas, es porque éste también va tras la alcaldía poblana.
Está en apuros el equipo que mueve a Chedraui. Pero tampoco se dejan asesorar por quienes están fogueados en estos menesteres.
joma61@hotmail.com