· La IBERO, a través del Programa de Género e Inclusión, lleva a cabo el ‘4º Congreso de Internacional de Construcción de Paz con Perspectiva de Género’
Caminar hacia una reducción de la jornada laboral es importante porque no se puede seguir creciendo y produciendo infinitamente en un planeta limitado y, además, tenemos que caminar hacia la corresponsabilidad y una conciliación triple: la familiar, la laboral y la cívica, señaló la Dra. Irene Comins Mingol, investigadora del Instituto Interuniversitario de Desarrollo Social y Paz de la Universitat Jaume I de Castellón, España.
Al participar en el panel El paradigma del cuidado y la construcción de la paz, durante el 4º Congreso de Internacional de Construcción de Paz con Perspectiva de Género de la IBERO, la especialista señaló que las personas deben tener tiempo de cuidar de ellas mismas, de la familia y de la ciudadanía.
“Es decir, hacia nosotros y la naturaleza; por lo tanto, tenemos que reducir esa jornada laboral para compartir ese trabajo disponible entre todos y para facilitar la triple conciliación”, dijo Comins Mingol durante el evento virtual que realiza Programa de Género e Inclusión.
Añadió que en las nuevas masculinidades, los hombres se están reivindicando, respecto a compartir el cuidado, no sólo por cuestiones de justicia -como el feminismo de la igualdad viene reivindicando-, sino por razones de felicidad, autorrealización y autonomía, porque han tenido amputada una parte del mundo afectivo de emociones y paternidad, además porque esto ha generado hombres dependientes que conducen a la violencia.
“Un cambio de horario facilitará la conciliación entre la vida laboral, familiar, personal y cívica, es la triple jornada que vivimos. La reorganización del tiempo, un aspecto que hay que cuidar mucho, puede producir efectos en la conciliación”, añadió.
Agregó que conciliar la vida cívica, de ciudadanía, de ‘cuidadanía’, es para ganar más espacios de cuidados y de paz. También destacó la necesidad de presionar legislaciones de paternidad compartida para que los hombres tomen los mismos meses que las mujeres para el cuidado de los hijos y las hijas.
En ese sentido, la Dra. Mercedes Alcañiz Moscardó, profesora titular de sociología, de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universitat Jaume I de Castellón, comentó que para la conciliación se necesita aprobar una norma, decreto o ley en cualquier país, pero para la corresponsabilidad se tiene que cambiar la cultura de género, lo cual tiene que empezar desde la niñez, porque cuando se llega a la universidad las personas ya están encausadas.
Para Alcañiz Moscardó, la conciliación o la corresponsabilidad conducen a un nuevo contrato de género que favorece una cultura de paz que acabe con el patriarcado, una violencia directa, estructural, simbólica y cultural. Ese cambio de contrato llevará a la igualdad, pero también a una cultura de paz y a sustituirlo por un sistema de género igualitario en el que se compartan los cuidados dentro de casa, como en el empleo.
La experta dijo que los cuidados son necesarios para mantener la vida, y hacen referencia a la alimentación, el vestido, la vivienda y la parte emocional, elementos básicos a lo largo de la historia humana, y relacionados al momento histórico, porque no son iguales en todas las etapas.
Recordó que hace dos siglos se produjeron cambios sociales importantes, que abrieron una nueva etapa política en la que los ciudadanos obtuvieron derechos de participación y un proceso de industrialización que estableció un modelo de género patriarcal consensuado jurídicamente.
En este primer momento los roles estaban divididos: a los hombres se les asigna la función de incorporarse al mercado laboral remunerado y las mujeres se quedan en el hogar a cuidar de los miembros de la familia, esto estaba consensuado y refrendado en las leyes.
Añadió que en el Programa de Cultura de Paz en 1995 se estableció la necesidad de un cambio social que incluyera un nuevo tipo de contrato social entre mujeres y hombres más igualitario, que contribuyera en la construcción de una nueva cultura de paz e igualdad.
En la 4º Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer que se realizó en Beijing de 1995, se hizo un análisis de lo que estaban haciendo mal, pues a 20 años de haber celebrado la primera reunión, los datos evidenciaban que no se estaba produciendo un cambio visible, pues había pocas mujeres en la política y otras estaban inmersas en un mercado laboral con malas condiciones. La conclusión fue evidente: no puede haber igualdad entre hombres y mujeres mientras ellas sean las únicas responsables de las tareas del cuidado de la casa.
Para la Dra. Carmen Magallón Portolés, presidenta de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz (SIP) y presidenta de Honor de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, se puede introducir la corresponsabilidad a través de muchas vías. Por ejemplo, por medio de modelos simbólicos que se ofrecen a niños y niñas. Tal es el caso de estatuas de figuras históricas -que ensalzan la masculinidad- y que podrían ayudar a romper paradigmas y educar de otro modo.