Victor de Regil
Es una realidad que la credibilidad de casi todas las casas encuestadoras esta en el suelo. Aquellos trabajos demoscópicos elaborados con una rigurosa metodología, con márgenes de error aceptables y un universo poblacional técnicamente escogido y calculado por prestigiados matemáticos y actuarios de renombre, son ya cosa del pasado y sus resultados, hoy en día, están en entre dicho.
Basta tan solo con recordar el pasado reciente con la elección en el Estado de México, donde todas las encuestas daban como ganadora a Delfina Gómez, la candidata del oficialismo, contra la opositora Alejandra del Moral de hasta 30 puntos. Algunas otras encuestadoras, las más generosas, daban una distancia de 18 puntos entre ambas. La realidad fue que la elección sí fue ganada por Delfina, pero la diferencia fue solamente de 8 puntos, nada que ver con ninguna de los pronósticos que se tenían.
Y es que, hoy en día, las encuestas ya no se utilizan para medir el sentido ciudadano del momento, o, como dicen algunos especialistas, para ver la “fotografía” de las preferencias en un tiempo determinado. Hoy día, las encuestas se utilizan como un elemento propagandístico y de percepción, con el que tratan de influir en la ciudadanía ya sea para animarla o desanimarla respecto a sus preferencias políticas.
De igual forma, muchas casas encuestadoras se han dejado seducir por el dinero, pues los resultados que presentan lo hacen de forma sesgada para, de alguna forma, complacer a quienes los contraten. Algunos medios de comunicación, como lo hizo recientemente El Universal, presentó una encuesta donde Claudia Sheinbaum aventajaba por 30 puntos a Xóchitl Gálvez. Lo que no se mencionó, al presentar dicha encuesta, fue que la hija del director de El Universal, María Teresa Ealy, es la coordinadora de SUMA, organización de jóvenes que apoya a Claudia Sheinbaum.
Esa misma casa, en la elección federal de 2021 para el Congreso, erró en su pronóstico por 15 puntos, y en la del Congreso capitalino falló por 20 puntos a favor de Morena. De aplicar ese margen de error a su actual encuesta, la ventaja real de Claudia podría ser sólo de 10 a 15 puntos. Muy distinto.
Días después, México Elige, la cual se presenta como una plataforma informativa sobre elecciones y suele hacer encuestas por medio de redes sociales, presentó sus resultados dando una ventaja de Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez de tan solo 10 puntos. Y por eso los obradoristas la criticaron por ser electrónica y no domiciliaria. Pero lo que más cuenta es la representatividad del marco muestral. Así, pese a su cuestionado método, México Elige proyectó en Edomex un triunfo de Delfina Gómez por 8 puntos, justo lo que ocurrió.
Aquí surge la pregunta ¿Cuál encuesta es la que presenta datos reales y cual es la que quiere congraciarse con alguno de las futuras candidatas?, no lo sabemos. Pero, lo que podemos quizá suponer, es que ninguna de las dos casas encuestadoras presentaron datos precisos o correctos y la realidad del panorama entre ambas políticas, se encuentre justo a la mitad de estos dos ejercicios demoscópicos.
Obviamente, el problema también se vive en Puebla donde, en las últimas semanas, hemos visto una guerra de encuestas entre quienes aspiran en hacerse de la candidatura de Morena al gobierno de Puebla.
Tenemos como ejemplo la presentada por El heraldo de México, diario que publicó una encuesta colocando a Alejandro Armenta por encima de Nacho Mier con una distancia de 13 puntos porcentuales; de igual forma, Mas Data presentó otra encuesta que le daba a Nacho Mier, una ventaja sobre Armenta de 4 puntos.
Incluso, en el colmo del absurdo, en un ejercicio realizado por la casa encuestadora Poder 360, la cual absolutamente nadie sabe de quien es ni que metodología utilizó y presentada por el diario La Crónica, colocó a Julio Huerta, sí leyó usted bien, a Julio Huerta en segunda posición a tan solo 2 puntos de Alejandro Armenta y, evidentemente, superando, aunque usted no lo crea, a Nacho Mier por ¡5 puntos ¡
Es importante mencionar que cada casa encuestadora realiza sus trabajos de manera distinta. Algunas las hacen a través de las redes sociales, otros por llamadas telefónicas, otros por medio de robots como lo hace Massive Caller y hay quienes las hacen de forma domiciliaria, estas últimas consideradas como las más creíbles. Pero también es una realidad que algo está mal, algo se esta haciendo muy mal.
Lo preocupante es el uso que se les da a nivel nacional y local por parte de los distintos actores políticos que utilizan esta propaganda política para generar percepción.