Dora Alicia Ortega Lozano. A mi maestra

 

Dora Alicia Ortega Lozano. Maestra con 37 años de labor, ser docente es una de las experiencias más hermosas, es la oportunidad de intervenir de manera positiva en la vida de otro ser humano, en este caso los niños, transformando desde un aula de clase, tejiendo sueños, que sus alumnos a través del tiempo lo hacen realidad, la vida de un niño puede ser marcada por la forma en que se interactúe con él, es por eso que día a día se prepara y actualiza con lo que demanda la educación en estos tiempos.

A lo largo de estos años, ha formado muchos niños, siendo testigo de las necesidades que se van transformando, día, a día, en relación a esa experiencia le motiva a seguirse capacitando, para brindarles una educación de excelencia, esa es su meta, aprendiendo más, innovando, reinventándose y volver a construirse como persona y como profesional. Está agradecida por intervenir en la vida de un niño, sigue sembrando la semilla que un día florecerá, aunque ha sido lenta en su cosecha, ha saboreado las mieles de sus éxitos, y sé que algún día mi cosecha será abundante. A través de las producciones y lecturas de mis alumnos, me he visto reflejada, por eso ha incursionado como escritora, transmitiendo sus ideas y palabras a través de la poesía.

 

A MI MAESTRA

 

A Dios le agradezco todo cada día,

a mi madre por darme la vida,

a ti querida maestra

abnegada y bendecida,

¿Cómo darte las gracias?

Por tu paciencia, tu amor,

en la cátedra impartida,

por inculcar el deseo de superación

y justicia sin hacer distinción.

 

Al encontrarte, cuando el tiempo transcurrió,

me sentí niña de nuevo,

al ver a mi maestra con la misma emoción.

 

Hoy puedo decirte: -¡Mira! soy uno de tus frutos,

tu cosecha llegó.

 

¿Sabes?, te sigo admirando

Ahora comprendo tu vocación.

 

Dicen que los alumnos son ingratos,

te puedo decir que no,

quizás no fui la mejor de la clase

pero sí quien siempre te lleva

en el corazón.