Al interior de Morena en Puebla es un hervidero. Se está dando una batalla interna que puede traer una explosión de consecuencias fatales. Ciertamente, hay mucho en juego, muchos cargos de elección popular que repartir pero, lo que es una realidad, es que quienes aspiran a gobernar Puebla tienen a los enemigos equivocados.
Y es que se ha desatado una feroz lucha, la cual se intensificará en los próximos días y semanas a través de redes sociales, medios de comunicación y columnistas afines a cada uno de los contendientes, incluso hasta los que cuentan con medios de comunicación. Todos están en plena campaña.
Lo que no se dan cuenta es que los agravios que se están abriendo, pueden ser fatales y muy difíciles de cicatrizar, como lo que ha sucedido a nivel nacional con Marcelo Ebrad quien, de facto, ha roto con su partido, aunque principalmente con la dirigencia que actualmente “gobierna” el partido oficialista.
Alejandro Armenta y Nacho Mier, llevan meses con una lucha intestina que será imposible de llamar a la reconciliación, quizá ni siquiera con la intervención del propio presidente López Obrador, sea cual sea el resultado. Y es que, a los agravios entre ambos personajes, Julio Huerta se ha sumado a la embestida contra Nacho, mostrando una alianza de facto con Alejandro con el “permiso”, se dice, del propio gobernador del Estado.
Si a esto le sumamos la mala relación entre el gobernador y Nacho Mier, y con la misma Claudia Rivera, las cosas se pueden salir verdaderamente de control, de tal forma que ni el mismísimo presidente ni Sheinbaum puedan arreglar para el proceso electoral de 2024. Incluso, se dice, que a eso viene Sheinbaum a Puebla este fin de semana, a tratar de calmar los ánimos entre todos los actores políticos pues, de seguir así, ella también podría salir afectada en el proceso electoral venidero.
Todos los suspirantes de Morena, los cerca de 20 que se han inscrito, deben saber que su enemigo político no está en su propia casa, sino en el “negocio” de enfrente. Su enemigo natural, al menos eso debería ser, es el Yunque junto con todo lo que representan tanto en Puebla como a nivel nacional.
A Eduardo Rivera, quien es casi un hecho que será el próximo candidato de la coalición del Frente Amplio, no lo tocan ni con el pétalo de un bot, ni de una pluma. Lalo, sigue su camino sin tanta estridencia viendo desde atrás del ruedo como al interior de Morena se despedazan mientras, él aún alcalde, ve que sus números en las encuestas están en un punto envidiable, tomando en cuenta que el presidente Lopez Obrador aún mantiene niveles altísimos de popularidad, así como su partido.
Es una realidad que Morena sigue arriba en las encuestas por el gobierno de Puebla, aunque también es verdad que la diferencia se ha estrechado hasta casi llegar a un empate técnico, pero los agravios pueden ser tan grandes que, a pesar de los buenos números, se pueden llevar una sorpresa el próximo año.
Así que Morena tiene que concentrarse en dos cosas: la primera de ellas es la unidad al interior del partido y, de forma muy especial, la elección de candidatos debe ser pulcra, pues si cometen errores por cubrir cuotas, amiguismos o “dedazos”, la ciudadanía los podría castigar en las urnas y no podrían llamarse a sorpresa.