Recordemos como en junio se estableció el procedimiento del partido oficialista para elegir a su candidato presidencial, se dijo que ese mecanismo sería el mismos para la selección de los candidatos a las ocho elecciones del 2024, de gubernaturas y por la jefatura de gobierno de la CDMX, nueve en total.
En días pasados, el aún dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, confirmó que el método que usarán para las gubernaturas; la novedad es que Morena y el presidente López Obrador, principal estratega electoral del partido, han cambiado de opinión por completo la forma en cómo van a seleccionar a sus nueve candidatos a gubernaturas. Se dieron cuenta, pues, que el proceso de las corcholatas no fue el ideal.
Hay un punto muy especial en este cambio de estrategia: no dividir al partido, como lo que pasó con Marcelo Ebrard, no quieren que se muestren el excesivo derroche de dinero. Así que, de manera pragmática, aunque no lo van a reconocer, están dando un giro de 180 grados para la elección de su siguiente camada de gobernantes.
Los principales cambios que se hicieron para este proceso son los siguientes: Ya no será necesario pedir licencia al cargo público que ostenten para inscribirse en el proceso de las distintas gubernaturas. La principal razón es que varios legisladores federales están puestos para buscar gubernaturas, pero cambiar ahora a éstos haría un hueco importante en las negociaciones para procesar leyes tan relevantes para el Presidente en año electoral: la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos para 2024.
En este contexto se encuentra el coordinador de diputados de Morena, Ignacio Mier, quien busca Puebla, o el caso de Eduardo Ramírez, quien coordina el Senado y busca gobernar Chiapas. Sus ausencias y las de otros legisladores de peso harían un vacío importante y el presidente no puede arriesgar sus recursos para el siguiente año, así que ya no habrá necesidad de pedir licencias a los cargos públicos.
Otro de los cambios es por el evidente despilfarro de dinero ya molestó incluso a sus simpatizantes; por ello, ya no habrá necesidad de hacer campañas en cada Estado.
Pero, el cambio más importante que se ha establecido, es que la selección de sus nueve candidatos será por el método que utilizaron de 2019 a 2022: una encuesta elaborada por Morena. Lo anterior significa que ya no habrá encuestas paralelas o espejos hechas por empresas particulares, sólo será la interna de Morena y no será público quién la hace, ni cómo se hace.
Como sabemos, muchos de los candidatos de Morena que no quedaron seleccionados para gubernaturas, anteriormente impugnaron este método ante el Tribunal Federal Electoral, pero este fue validado y nunca se ha obligado a Morena a dar a conocer sus “encuestas”, que en realidad son, como todos lo sabemos, procesos cupulares o dedazos.
Con estos cambios, Morena está dejando atrás el método de competencia que inauguró apenas éste año y, en su lugar, está regresando a prácticas menos transparentes, pero que le permiten controlar mejor sus procesos internos y minimizar el riesgo de divisiones. Esto puede ser criticable, pero es una medida pragmática, si lo que buscan es tener un partido unido y competitivo rumbo a las varias elecciones de 2024.
El partido oficialista tiene aún que sortear cómo va a decidir la cuota de género, pues tendría que dar cinco gubernaturas a candidatas mujeres, por lo que hay pláticas con el INE y el TEPJF. Es algo que tendrán que definir alrededor del 5 de noviembre, fecha en la que arranca formalmente la precampaña presidencial.
Morena está buscando pues a sus mejores cuadros para 2024, dado que vislumbra elecciones competidas. Esa es la magia de la democracia, y parece que, quien tiene el “bastón de mando” en Morena está tomando decisiones no de aplauso, pero sí acertadas.