Victor de Regil
Es una realidad que muy poco ha trascendido en realidad sobre la reunión que hace unos días sostuvieron en la Ciudad de México el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, y el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés.
El tuit en el que el jefe albiazul dio cuenta del encuentro, y la respuesta del edil capitalino a ese mismo tuit, dejan entrever que este sí estará en las boletas de la elección de 2024.
“¡Lo mejor para Puebla está por venir!”, expresó Marko Cortés, haciendo suyo el slogan morenovallista.
“Buena charla estimado presidente @MarkoCortes. México y Puebla son nuestra prioridad”, contestó Rivera Pérez.
Pero ¿qué pasó realmente en esa reunión? Se dice que fue Eduardo Rivera quien, de un día para el otro, pidió cita a Marko Cortés. Que Marko Cortés se la dio de inmediato. Que Eduardo Rivera puso tanto interés en el encuentro, que llegó acompañado de su señora esposa, Liliana Ortiz. Que, tras los saludos de rigor, el alcalde de Puebla mostró su juego: “Sí voy, ya me animé”.
Que Marko cortés preguntó que si para la gubernatura. Que la respuesta fue afirmativa, sin lugar a dudas. Que Eduardo Rivera le explicó que, después de sopesar pros y contras, revisar números, medir fortalezas y debilidades, y hacer prospectiva, sí veía posibilidades no sólo de competir, sino de ganar Puebla sin importar quién sea el candidato o la candidata de Morena.
Incluso, dentro de esa prospectiva, por supuesto, un punto medular fue el Factor Xóchitl, es decir, el impulso que la senadora Xóchitl Gálvez dará a todos los candidatos del Frente Amplio por México en los nueve estados que estarán en juego en 2024.
Marko Cortés recibió en muy buenos términos la noticia. Que dijo al edil poblano: “¡Métele, con todo!”.
Y que entonces procedieron a sacarse esa imagen que desató las especulaciones y las interpretaciones en la que todos aparecen contentos, risueños, seguros, mirando de frente al improvisado fotógrafo.
Sin embargo, Marko Cortés considera que ha llegado tarde y que dicha definición, precisamente por extemporánea, plantea varios problemas que el partido blanquiazul tendrá que solucionar a la brevedad.
Y es que tantos meses de titubeos, de un paso para adelante y dos para atrás, causaron que el CEN del PAN concluyera que Eduardo Rivera no iría por la gubernatura, por lo que reservó Puebla para una mujer: la senadora Nadia Navarro o la diputada federal Genoveva Huerta.
En ese mismo contexto, por eso mismo, para Veracruz la candidatura a la gubernatura se planchó con un hombre: Miguel Ángel Yunez Márquez. Para la CDMX, también: Santiago Taboada. Y para Yucatán igual: Renán Barrera.
Paradójicamente, la largamente esperada definición de Eduardo Rivera cayó bien pero ha metido al PAN en serios problemas para cumplir con la conocida cuota de género.
Todo depende, claro, de cómo terminan de ubicarse los nueve estados en juego (Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Tabasco y los mencionados Veracruz, CDMX, Yucatán y Puebla) en los bloques de competitividad.
Y también de las negociaciones con PRI y PRD dentro del Frente Amplio por México.
Pero menuda bronca tiene ahora Acción Nacional para acomodar sus fichas (mujeres y hombres) en el tablero de ajedrez.
Otra fuente del PAN me explicó:
Antes de la irrupción de Xóchitl Gálvez, y de que la senadora sacudiera a la oposición, Eduardo Rivera Pérez tuvo una reunión privada con el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, con quien mantiene una buena relación.
En ese encuentro se abordaron muchos temas, como es natural; sin embargo, al tocar el 2024, el alcalde dejó entrever que no, no iría por la gubernatura. Que su camino sería o la reelección o el Senado.
Pero ahora todo cambio, esta semana, el gobernador y alcalde volvieron a encontrarse en privado. Sergio Salomón Céspedes Peregrina y Eduardo Rivera Pérez. Le informó la noticia y que le corría la cortesía por tratarse no sólo del gobernador y de un amigo al que se le tiene respeto y confianza, sino sobre todo del jefe político del estado.