Citlali Olivares Tome (Córdoba, Veracruz, México/2006) Coautora de la antología artesanal Sobreviví a la pandemia elaborada por alumnos de tercer grado de la telesecundaria “Lic. Guillermo Héctor Rodríguez Gutiérrez” y la USAER G (Editorial Castellanos y Artesanales en Ventana de Papel 2022). Compiladores: Nélida Santiago Zarrabal y participa en talleres de escritura creativa con Gonzalo Valenzuela.
LA FELICIDAD
Si Tú no me hubieras ayudado, muy pronto habría perdido la vida;
pero te llamé al sentir que me caía, y Tú con mucho amor,
me sostuviste. en medio de mis angustias y grandes preocupaciones,
Tú me diste consuelo y alegría.
-SALMO 94
Esa noche no dormí, estuve pensando qué haría, qué sería de mí, de mi vida, cómo cambiarían las cosas a partir de hoy… Miré al techo y exclamé: ¡Dios dame fuerzas! ¡Creí que sería el fin del mundo, DE MI MUNDO! mas no sabía que era el comienzo de la felicidad.
Mi cabeza daba vueltas, sólo pensaba en el qué dirán, y olvidé el amor que sentí, esa noche me puse los audífonos prendí mi aleatorio y sonó “SAN LUCAS”, la canción que “aquél” me había dedicado y rodaron lágrimas por mis mejillas, mis emociones me rebasaron, había una tormenta de sentimientos encontrados.
Dicen que los adolescentes no pensamos, sólo actuamos por impulso, créeme; yo no actué por impulso, sólo seguí mi corazón. Me sentí indefensa, con miedo, pues lo que venía lo enfrentaría yo.
Sé que leerás esto quizás en unos años y quiero escribirlo por si en algún momento olvidas cuánto te amo, esto es por ti y para ti mi pequeño. Cuando supe que te vería por primera vez mis emociones se congelaron, no sabía qué sentir, estaba ida, subí las escaleras, entré al consultorio, me acosté y procedieron a untar gel sobre mi vientre.
Me oprimían el estómago, de pronto vi un ser pequeño, demasiado pequeño, juro que en ese momento sentí lo que era sentirse bien, aliviada, feliz… cayeron algunas lágrimas de felicidad y a la vez de asombro, cómo era posible que hubiera vida dentro de mí y dirás: eso es posible, pero en ese momento, no había una lógica suficiente.
Sali de ahí feliz, con miles de sentimientos encontrados. -Muchos llaman inmadurez, otros una bendición, yo creo que eres el amor de vida y estoy segura.
Pasaron los meses estaba demasiado contenta, no podía describir tanto. Tus primeras pataditas, Tus movimientos bruscos realmente los adoraba y juraba que después los extrañaría.
Llegó el día del parto, estaba nerviosa, ansiosa, feliz, con miedo, ya deseaba acunarte en mis brazos, sentir tu piel, ver cómo eras. Mientras nacías pedía a Dios porque todo saliera bien y estuvieras bien, pasaban los minutos y estaba ansiosa de conocerte, se me hacían eternos, cuando por fin naciste y te vi, vi mi felicidad, vi mi vida reflejada en ti, vi mi felicidad en tus manos, lloré, lloré de alegría porque ya estabas en mi regazo.
Te sostuve, besé tu frente, te sentí a gusto, tranquilo. Me la pasé contemplándote, Tu piel era demasiado suave, tus manos demasiado pequeñas, tu carita demasiado adorable, tus piecitos pequeños y frágiles, tus ojitos lindos como me los imaginaba, pensé que el tiempo pasaría muy lento, ya veo que no, ya tienes 5 meses próximamente 6 y así consecutivamente.
¿Quién dijo que no se podía? Muchos decían que había cometido un error, que me arrepentiría, claro que no, mírenme estoy feliz, plena y con una bendición tan grande. Te veo y no puedo creer en lo que te has convertido. Gracias a ti se fueron mis miedos, mis penas, mis tristezas, mi depresión, mi ansiedad.
No es romantizar el embarazo, sólo son anécdotas, que decidimos contar y vivir.