Reyna Guadalupe Castellanos Zárate. ¿Longanimidad en mi alma?

 

Reyna Guadalupe Castellanos Zárate. Profesora de educación Primaria, Puericulturista, Licenciada en Educación.

Diplomados: Apoyo de Enseñanzas de las Artes en la Educación Básica, Cuidado del Adulto Mayor, Sustentabilidad, Logoterapia, Biomagnetismo.

Maestra de Actividades Culturales, Promotora de Lectura, Qi gong, Mindfulness. Actualmente Profesionista- Técnico de Carácter Independiente Humanista, Bienestar y en Artes.

Para ella la Poesía es terapéutica, relaja el corazón, y acomoda las emociones, sirve de Herramienta para desarrollar habilidades que le permiten observar dónde se encuentran los problemas emocionales o de otra índole, apoyan a hablar de manera fluida, ayuda en diversas áreas de la vida en su restauración y movilización de creencias, saberes equivocados para construir nuevos, sentimientos positivos, confianza, a ser valientes, creer en uno, es grandioso conocerse por medio de la poesía. Integrante del círculo de lectura Leyendo desde el Corazón, que dirige la Mtra. Xóchitl Zárate Sánchez.

 

¿LONGANIMIDAD EN MI ALMA?

 

Carta a mi Padre Omnipotente

 

Padre amado:

Tú me pides longanimidad, soy parte de ti. Desarrollo mi grandeza a través del servicio. Eso de sacrificar mi vida por ti Señor, no lo entendía, lo hacía por obediencia. Jesús dijo que el que pierde su vida por Él, la ganará eternamente, y que la verdad nos hará libres, esa grandeza humana de ser honesta, ser un ejemplo para los demás, muchas veces se ha fracturado, esa sabiduría que nos das requiere constancia para ser aplicada en nuestras vidas.

 

Padre mío:

Empequeñezco en mi ignorancia, cuántas veces te fallé en la falta de ánimo en las adversidades, a pesar de ello Tú me disté la fortaleza de ánimo ante las situaciones desfavorables de la vida.

 

Tu gran generosidad y confianza me permitieron una amplitud de ideas, que ayudaron a regular la conducta no solo mía, sino de la familia que me prestaste, desarrollar paciencia, sí que te sigo molestando en ello, en mi caminar muchas veces te he pedido clemencia y sabiduría para entenderme y entender a los demás, nada fácil, por cierto.

 

En el conocimiento que me has permitido adquirir, he sentido en mi alma la necesidad de hablarte siempre, te busco y al emprender esta búsqueda, te he pedido me permitas desarrollar la compasión, bondad y amor, tu manera de responder es diferente muchas veces de lo que yo pienso.

 

Me das situaciones donde me permites tener la experiencia, muchas veces de manera dolorosa, pero creo que es la única forma de tener empatía con mis semejantes. Cuantas veces escuché en mi niñez, “Es un hombre de espíritu bondadoso y de gran longanimidad” no era mi tiempo de entender, Padre Amado, siempre te digo contigo todo y sin ti no soy nada, cuantas veces te he fallado, solo tú lo sabes.

 

Me esfuerzo por ser amable, desprendida, generosa, por tener buenas intenciones hacia todo, estoy cultivando día a día la paciencia, sé que la longanimidad es un atributo humano el cual se recibe del espíritu, pero que todos los que te amamos aspiramos a ello, sin quejas, ni amarguras, y todo el tiempo que tú lo permitas.

 

Padre: sé que nos escuchas, sabes que no todos podemos tener ese privilegio, se requiere paciencia extraordinaria bajo provocación o prueba. Incluye dominio de sí, tolerancia movida por amor y el deseo de paz. Nada fácil en esta tierra o dimensión.

 

Esta definición me gustó: “Longanimidad se refiere a ser flexible en aceptar las cosas de la vida, en dar flexibilidad a las actitudes y acciones de los demás, con paciencia y tolerancia”. Me llena de agradecimiento por todo tu apoyo, en el transcurso de mi vida, por todas las bendiciones que me brindas, por convivir con niños y aprender toda su riqueza, ellos en su mayoría son benignos, por todos los seres humanos que pusiste en mi camino para apoyarme, aprender y desarrollarme en este recorrido de vida. Padre Omnipotente gracias, por estar conmigo.

Tuya por siempre

Reyna