Aquino, a gobernación

 

Algunas características, que pueden considerarse talentos en política, tiene muy enunciados Javier Aquino Limón: serenidad y experiencia. Ha sido un político conciliador, lejos de enfrentamientos innecesarios, y casi siempre pondera el diálogo como herramienta. Aunque también ha demostrado mano firme.

El nuevo secretario de Gobernación estatal conoce el trabajo administrativo y de gobierno más inmediato, por su trato directo con la gente, y más difícil porque es quien recibe las reclamaciones en el rostro, pues fue presidente municipal de Acatzingo (2002-2005).

También aprendió a tejer acuerdos desde la arena parlamentaria: fue diputado local entre 2005 y 2008.

Los políticos más viejos aseguran que nada curte más que la vida legislativa. Ahí se forman realmente las carreras. Destacas o desapareces.

Hay muchos ejemplos de quienes no han pasado por la gran escuela que es el Poder Legislativo, estatal o federal, y cometen errores gravísimos, que terminan por sepultarlos.

Hay una característica más en el “ingeniero Aquino”, como lo conocen también: la confianza a prueba de balas, que le tiene Sergio Salomón Céspedes Peregrina.

En la actual LXI Legislatura local, de la que fue presidente el gobernador, antes de ser designado mandatario, Aquino fue una especie de “diputado 42”.

Son en realidad 41 curules en el Congreso poblano. Su labor era de enlace extra oficial, adicional, del entonces presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, con los legisladores. Del Morena y de otros grupos legislativos.

Desde los primeros días del gobierno de Sergio Salomón, Aquino fue nombrado jefe de Oficina y jefe de Gabinete. Una gran responsabilidad. Ahí se había venido desempeñando hasta el pasado martes.

De hecho, da la impresión de que es una carta que el gobernador hubiera preferido no mover de lugar.

Pero que también era la mejor pieza que tenía para encabezar la Secretaría de Gobernación. Finalmente, las circunstancias lo pusieron así.

Se afirmó durante días que el nuevo secretario sería Andrés Villegas, un hombre joven y muy, pero muy cercano al ex titular de esa dependencia, Julio Huerta.

Seguramente por eso, Villegas, ratificado este mismo martes como subsecretario de la Segob, no fue el relevo de Huerta.

Aquino no es cercano: es cercanísimo al gobernador. Es sus ojos, sus oídos y su confidente.

Se entienden sin necesidad de pronunciar palabras. Casi casi es su sombra.

El propio gobernador confirmó tal nivel de confianza y afecto en el tuit a través del cual anunció el nombramiento:

“Un hombre con todas las cartas credenciales, capacidad, experiencia y oficio para encabezar una dependencia tan importante”, escribió.

Y remató: “Le he designado con la encomienda de consolidar la unidad política y social que hemos impulsado desde hace 201 días”.

Para Javier Aquino, quien deberá conformar su propio staff y sumar a hombres y mujeres capaces y comprometidos, vienen retos importantes.

El año electoral que se avecina y los siguientes meses, ante la selección del candidato a la gubernatura, están lejos de ser un día de campo.

La Secretaría de Gobernación siempre ha demandado capacidad de negociación. Mano firme. Conocimiento del estado y sus problemas. Trato con los actores y factores de poder más importantes. Buenos reflejos. Excelente manejo de la información estratégica y una gran comunicación hacia adentro del gobierno y hacia afuera.

Aquino tiene sin duda muchas de esas características, pero habrá que demostrarlo en los hechos.

Lo cierto es que su designación cayó bien. Y hasta en la oposición.