Victor de Regil
Los cambios concretados en días pasados en el gabinete estatal confirman dos cosas: los resabios del anterior grupo en el poder ya son cosa del pasado y el gobernador Sergio Salomón Céspedes aplica una cirugía mayor al tiempo que fortalece su equipo y sus alianzas estratégicas de cara al cierre de su administración y el 2024 electoral.
Como se sabe, hombre de palabra, el mandatario estatal toma todos, absolutamente todos los hilos del poder Ejecutivo y se corta el cordón umbilical que lo unía forzosamente a lo que un día se conoció como barbosismo.
Y es que se trata der códigos del poder y la naturaleza misma del poder: en la política y en la vida en general, los ciclos son ciclos y, como tales, tienen un principio y un fin.
La salida de la Secretaría de Planeación y Finanzas de María Teresa Castro Corro era tan inevitable como necesaria.
Ajena a Puebla y a los poblanos durante cuatro largos años, la operadora financiera de Miguel Barbosa Huerta sembró agravios y no entendió el cambio de época ni las señales y lamentablemente tuvo que irse por la puerta de atrás.
Sus errores, principalmente el escandaloso caso de la fallida inversión de 600 millones de pesos del erario estatal en el Banco Accendo, ahora en bancarrota, terminaron de hundirla y de convertirla en indefendible e insostenible.
Si su relevo se pospuso algunos meses fue solo para que los integrantes del equipo de Sergio Salomón se aseguraran de que ellos no van a pagar las consecuencias de ninguna de las decisiones tomadas por la hoy ex funcionaria.
Técnica más que política, Josefina Morales Guerrero, quien ya se venía desempeñando como directora de Presupuesto y Política Presupuestal, es la nueva secretaria de Planeación y Finanzas, y ello obviamente no sólo fortalece al propio gobernador y a su equipo, sino a un aliado importante y clave en el ascenso al poder: el diputado del PRI Jorge Estefan Chidiac, con un pegamento que une todo: José Antonio López Malo, asesor.
La salida de Leonor Vargas de la dirección general del SEDIF es también totalmente simbólica porque, dada su gran cercanía con el grupo barbosista, marca de forma definitiva el fin de una era y la consolidación de un grupo que tiene enormes retos políticos y electorales de cara al 2024, y que necesita fortalecerse con gente de absoluta confianza y lealtad.
No es casual, en ese contexto, el nombramiento de Ardelio Vargas Fosado como subsecretario de Desarrollo Político de la Secretaría de Gobernación.
La cirugía en el gobierno de Sergio Salomón continuará porque el pasado es prólogo y el poder no se comparte ni se reparte: se ejerce.
Así de simple, así de sencillo. Incluso, en decisiones importantes que han sorprendido a os poblanos, podemos ver la capacidad del actual gobierno:
Ya son al menos dos las crisis causadas por fenómenos de la naturaleza que han permitido medir el verdadero tamaño del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
La primera, la reciente contingencia causada por el incremento de la actividad del volcán Popocatépetl.
La segunda, los severos daños provocados por el incendio forestal en el municipio de Zacatlán.
En ambas hubo un idéntico hilo conductor: el mandatario mostró excelentes reflejos, sensibilidad y capacidad de operación, y personalmente se puso al mando de las operaciones, sin protagonismos ni pretextos, reforzado de manera especial por su esposa, Gaby Bonilla, presidenta del SEDIF.
En las dos ocasiones pudo haber delegado, pero no sólo no lo hizo, sino que se desplazó al lugar de los hechos y dedicó horas a atender las emergencias asegurándose que todo el aparato de gobierno ofreciera soluciones, no palabrería hueca.
Pocos gobernadores habían actuado de esa forma ante situaciones similares. Y eso no sólo es digno de reconocerse: en tiempos en que la frivolidad del poder es regla generalizada, lo de Sergio Salomón es notable.