No cabe duda que el sello político y administrativo que Sergio Salomón Céspedes ha dado a su administración de más de 120 días al frente del Gobierno de Puebla, se define con la palabra pluralidad.
Es una realidad que el gobernador poblano cambió la referencia, el diálogo y el trabajo solo con un grupo específico, a una variedad de personajes y colectivos, con corrientes ideológicas y orígenes, incluso, partidistas diversos, con el fin de sumar y conciliar. En términos de conjugación, modificó el singular por el plural; es decir, pluralizó la vida pública.
En su gabinete ya no solamente hay lopezobradoristas. Tampoco con el finado gobernador Miguel Barbosa Huerta fue uniforme la filiación partidista.
Pero con Sergio Salomón se definió un rumbo de eficiencia, sin contemplar la “pureza” del origen ideológico.
La ruta del mandatario poblano es reconocida especialmente en Palacio Nacional, de ahí que se hayan dado ya varias reuniones.
Especialmente, el lunes 17 de abril, tuvo acuerdo con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, días antes de que éste enfermara de COVID-19.
Los resultados, en la forma y el fondo, fueron inmejorables, sobre todo en cuanto al caso de los 2 mil 600 millones de pesos devueltos a la SHCP por el litigio que data de 2015.
De igual manera, en días pasados, estuvo ni más ni menos que en “la mañanera”, en Palacio Nacional, donde sembró una frase retomada por muchos: “Hay Presidente para rato”.
A propósito, claro, de las especulaciones sobre la gravedad de la salud del titular del Ejecutivo federal. No es casualidad.
El gobernador de Puebla ha sido inteligente, moderado, y ha sabido integrar al gobierno a sus aliados políticos.
Algunos ya lo eran, desde años antes, pero solamente en el terreno legislativo.
La inclusión de Isabel Merlo Talavera en Educación Pública estatal (SEP) y de Omar Álvarez Arronte en Movilidad, hablan de ello.
Son los más visibles, pero la suma al gobierno de personajes que representan un símbolo de las alianzas y de los nuevos tiempos, hay de sobra. Esta actitud le ha valido el halago de los principales presidenciables. Ella y ellos, sin dudar, han reconocido la conducción gubernamental de Sergio Salomón.
“Puebla está en muy buenas manos con Sergio Salomón. Está haciendo un gran trabajo”, ha dicho Claudia Sheinbaum Pardo sobre el poblano.
“Para el Gobierno de la República el gobernador constitucional se llama Sergio Salomón Céspedes”, dijo Adán Augusto, el secretario de Gobernación, en sus primeras declaraciones sobre Puebla y cuando hubo voces estridentes que pretendieron sembrar insidia.
Esa relación con el presidenciable tabasqueño ha continuado excelente.
“Yo veo el ambiente político (bueno) aquí en Puebla… Quiero reconocer la actitud de Sergio de respeto a todas y a todos, porque esta comida (con funcionarios y la clase política local), que hemos encontrado aquí en Puebla, no se podría hacer en otros estados… Y aquí el gobernador recibe a todos, respeta a todos…”, dijo, en su oportunidad, Marcelo Ebrard en su visita del pasado 15 de abril.
Precisamente ese día en la recepción en Casa Puebla, por primera vez en todo este periodo de tiempo político, se vio entera a la bancada federal de Morena.
Estaban ahí, por ejemplo, Inés Parra Juárez, quien ha sido muy beligerante con el gobierno del estado por el caso de Coyomeapan.
También Mario Carrillo Cubillas, el primo del dirigente nacional morenista Mario Delgado, quien fue persona non grata en el pasado reciente.
Y varios más. El empresario y político José Chedraui Budib, quien ya antes había acompañado a Sergio Salomón en alguna gira.
Incluso Ramón Fernández Solana, ex presidente del desaparecido partido Redes Sociales Progresistas (RSP), y hoy muy cercano a Elba Ester Gordillo.
El pasado 19 de abril, el gobernador Céspedes recibió a la otrora indeseable Socorro Quezada y a su grupo político de izquierda.
Antes, el 17 de abril, sostuvo una reunión institucional con el ex gobernador y hoy director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett.
Los colores no dividen.