Gabriel Sánchez Andraca
La semana pasada le comentamos dos libros recién presentados durante la feria 36 del Libro, de la Universidad Autónoma de Puebla y refiriéndonos al trabajo de Humberto Sotelo, “En torno al golpe blando”, dijimos que lo inicia con una frase de Adolfo Hitler, el dictador nazi de Alemania, refiriéndose a las masas a quienes debe ir dirigida la propaganda popular de su partido: “El merecimiento mayor de ésta será llegar a los niveles más bajos de la inteligencia, a través de la emoción y no del razonamiento” y agregó: “la receptividad de las masas es muy limitada, su inteligencia es pequeña y su capacidad de olvido, es enorme”.
Durante el tiempo que lleva en México la Cuarta Transformación, hemos podido comprobar estos conceptos: los conservadores tienen una guerra propagandística contra el movimiento encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, a base de mentiras, de rumores, de calumnias y de insultos: nada serio, nada creíble. Y nunca han presentado un proyecto de gobierno diferente al de la 4-T , pero también diferente al de los tecnócratas neoliberales. Ellos lo que buscan es regresar al sistema de corrupción, de privilegios para unos cuantos y a las clases marginadas que se las cargue el tren, no importan, no existen.
El reciente malestar del Presidente, fue aprovechado para dar a entender a la gente que su enfermedad era un ataque cardiaco que si no lo mataba, lo imposibilitaría para seguir gobernando y se alegraban por eso y hasta lo festejaban.
Según ellos, se terminaría la dictadura, se terminaría el “comunismo” en nuestro país y volveríamos a la democracia que ellos encabezaron durante varias décadas y que este gobierno, pretende destruir.
EL GOBIERNO QUE SEGÚN LOS DEL ANTIGUO régimen está destruyendo López Obrador, era el modelo de buen gobierno democrático. Este gobierno, al respetar la independencia de los poderes legislativo y judicial, al eliminar las enormes cantidades de dinero que consumía el Instituto Nacional Electoral, INE, que hacía que los procesos electorales mexicanos fueran los más caros del mundo, es un gobierno dictatorial, avalado por más de 30 millones de votos, cantidad que nunca obtuvo un candidato priista o panista del pasado.
Y mucha gente de las clases media-media y media-alta, lo ha creído, pero los campesinos, los obreros, los maestros, las clases politizadas o desesperadas por la pobreza en que han vivido, no. Siguen creyendo en la Cuarta Transformación, gracias a que en “las mañaneras”, el presidente desbarata las mentiras de sus adversarios y acaba de darles un golpe demoledor, al presentarse para informar de su estado de salud a través de un video.
PERO PARECE QUE TODOS HAN OLVIDADO EL pasado reciente: Nadie recuerda el sistema “democrático” en que vivíamos.
Vamos a dar a conocer lo que escribió Francisco Estrada Correa, en la primera edición de su libro: “Sin reconocimiento oficial”, sobre el general Miguel Henríquez Guzmán, candidato a la presidencia de la república en 1952, surgido de las mismas filas revolucionarias pero contrarias al grupo que estaba en el poder: “Eran los tiempos gloriosos del PRI Y ESTABA A SU SERVICIO, TODO EL APARATO GUBERNAMENTAL: ministros, gobernadores y presidentes municipales y también los medios, las agrupaciones empresariales, las policías, las centrales obreras y campesinas y la burocracia. Todos obedecían a una sola consigna, la del presidente de la República.
“Las elecciones las hacían empleados del gobierno, controlados por la Secretaría de Gobernación y quien las calificaba era el Congreso de la Unión, dominado por los priistas”.
“A pesar de que quien se perfilaba como el seguro ganador, no era el candidato oficial, el resultado pues, era previsible: ganó Miguel Henríquez Guzmán, pero se le dio la presidencia a Adolfo Ruíz Cortines” que por cierto, fue un buen presidente.
Ese proceso electoral que perduró durante ochenta años, parece haberse olvidado o por lo menos, lo han olvidado quienes ahora acusan al gobierno de la 4-T de dictadura izquierdista a la que hay que acabar, “para salvar a México”.