Victor de Regil
No han sido muchas pero, en algunas ocasiones, los legisladores federales poblanos han sido protagonistas de la vida estatal o nacional. Las dos cámaras del Congreso de la Unión no han sido, tradicionalmente, el mejor ambiente para el lucimiento de los políticos estatales. Sin embargo, en los últimos años las cosas se han venido dando distintas. Hoy, es éste precisamente el escenario natural de la sucesión en la gubernatura.
Lo anterior, a raíz de que en días pasados, con el pretexto de conmemorar el 492 Aniversario de la Fundación de Puebla, los primos Alejandro Armenta, senador, e Ignacio Mier Velazco, diputado federal, realizaron sus respectivos festejos.
Buscaron, por obviedad, lucimiento personal.
El primero, en el Senado de la República, organizó la llamada Expo por Amor a Puebla. En dicho evento, tuvo entre sus invitados a las senadoras Ifigenia Martínez, Marybel Villegas, Lucy Meza, Nadia Navarro.
También al senador Cristóbal Arias y Sergio Vergara, titular de Cultura del gobierno de Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
En tanto, Ignacio Mier se hizo acompañar de los coordinadores parlamentarios de San Lázaro e invitados poblanos a la inauguración de la Semana de Puebla, también con el mismo pretexto de celebrar a Puebla.
Los dos actos son solamente anecdóticos, en el contexto general de la utilización de sus respectivos cargos, ambos importantes en demasía, para apuntalar sus aspiraciones a la gubernatura poblana en 2024.
Alejandro es actualmente el presidente de la Mesa Directiva y antes lo fue de la Comisión de Hacienda de la Cámara Alta, la relevancia de Armenta como uno de los senadores más importantes del país, ahí está.
Nacho, por su parte, es presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) y, desde el segundo año de la anterior legislatura, es el coordinador de los diputados federales de Morena, lo que lo vuelve el diputado más importante del país.
Los reflectores les han sobrado. En Puebla y en el contexto nacional.
Es la primera ocasión en la historia en que, aparentemente, la sucesión de Puebla se pelea y se definirá en el Congreso de la Unión.
Los poblanos no han sido históricamente lumbreras en las Cámaras. Se pueden contar con los dedos de una mano los más brillantes.
Dos, para empezar, han sido presidentes de sus respectivos órganos parlamentarios. Y los dos, coincidentemente, han sido después gobernadores.
Mariano Piña Olaya fue el presidente de la entonces Gran Comisión (ahora no existe un solo órgano de mando) de la Cámara de Diputados, en el primer año de la LII Legislatura, que abarcó de 1982 a 1983.
Fue quien entregó la Banda Presidencial a su amigo Miguel de la Madrid Hurtado, quien luego lo hizo gobernador de Puebla.
Eran los tiempos del priato hegemónico.
Años más tarde, el fallecido gobernador Miguel Barbosa Huerta fue el primer poblano que presidió el Senado de la República.
El propio ex gobernador, Rafael Moreno Valle, al momento de su lamentable muerte, era el coordinador de los senadores del PAN y, a su vez, el vicepresidente de la mesa directiva, ya muy cerca de la presidencia.
El más alto honor parlamentario para un oriundo de Puebla, hasta ese momento. Presidió la Cámara Alta entre 1 de septiembre de 2014 y el 31 de agosto de 2015.
El también fallecido
Ahora, el próximo gobernador podría ser un émulo, con las proporciones guardadas, de alguno de ellos dos.
Llegar desde el Senado o desde San Lázaro, a Casa Aguayo. Podría ser, pero también no.