P U L S O P O L I T I C O
Gabriel Sánchez Andraca
Las ceremonias del grito de Independencia, realizadas en la ciudad de México y en las capitales de los estados, fueron totalmente distintas a las que por décadas se han venido efectuando en esa fecha en todo el país. Por la pandemia del coronavirus y la necesidad de guardar la sana distancia, se evitaron las aglomeraciones en las plazas públicas y lo que era algarabía popular, pasó a ser ceremonia casi privada, divulgada por radio y televisión.
Pero salieron bien todas. Fueron ceremonias solemnes y dignas. Las plazas lucieron con adornos luminosos extraordinarios y muy bellos. En el palacio municipal de esta capital predominó el color azul, en vez del tricolor, en los adornos luminosos. En la ciudad de México, el palacio nacional apareció iluminado con los colores patrios y la plaza monumental de la capital del país, el zócalo, lució como nunca, aunque casi completamente vacío.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, allá en México y el gobernador Miguel Barbosa en esta capital, lanzaron más vivas a los héroes, que los acostumbrados.
Se vitoreó a la justicia, a la democracia, a las comunidades indígenas, además de los héroes de la Independencia mexicana y en Puebla, los vítores alcanzaron a los héroes de la Independencia, a los de la Reforma y a los de la Revolución Mexicana, hasta llegar a Lázaro Cárdenas, el presidente con el que se inició la época más constructiva de la Revolución, que fue el arranque del México moderno.
El desfile militar en México, fue representativo del Ejército, la Marina, la Guardia Nacional. Breve, pero lucidor, muy llamativo.
No hubo zócalo lleno, ni grandes multitudes esperando el paso de los contingentes militares. Ceremonias breves, pero muy dignas.
LAS ELECCIONES INTERMEDIAS del 2021, cuya preparación se ha iniciado, no serán tan peleadas como parece. La lucha preelectoral está siendo calentada por los grupos opositores a la Cuarta Transformación del actual gobierno, pero todos los partidos políticos que deberán participar, incluyendo a “Morena”, están sumidos en la mediocridad absoluta.
No tienen ya, ideología precisa, que era su identificación ante los ciudadanos: carecen de líderes calificados; los que hay, son personas más con intereses personales y de grupo, que personas con vocación y oficio político; son gentes que en su mayoría carecen de sensibilidad social.
Las organizaciones partidistas, están pasando los peores momentos de su historia: hasta el PRI, que fue el partido mejor estructurado y organizado de los últimos casi cien años, ahora carece de todo, de estructura, de organización, de disciplina, de unidad interna y sus dirigentes no parecen darse cuenta de eso.
El PAN está peor. Pese a sus ochenta y un años de edad, nunca ha logrado ser un partido nacional. Hay entidades, principalmente en el sur del país, en los que ese partido no ha tenido ni una mínima presencia. Su fuerza real, se concreta a los estados del bajío y a algunos del norte.
Hace pocos años, en el Estado de Guerrero, perdió su registro porque en la elección de gobernador, que ganó Ángel Aguirre del PRD, no obtuvo ni el dos por ciento de la votación para conservar el registro en esa entidad. Fue en los tiempos de Felipe Calderón como presidente de la repúblico y ese democrático personaje, en venganza le quitó a Acapulco la sede del tianguis turístico, que el puerto guerrerense había tenido desde su creación. Por fortuna Peña Nieto corrigió esa acción de su antecesor, provocada por un berrinche y no por razones de política económica válidas.
PRI y PAN, Y TAMBIÉN EL PRD, están en la lona y recobrarse plenamente para las próximas elecciones, está en chino. Pero lo mismo pasa en Morena, donde las elecciones internas para elegir a la dirigencia nacional, están poniendo en evidencia el desastre interno que padecen. Ojalá y nos equivoquemos, pero como están las cosas, lo que hay que esperar son campañas llenas de guerra sucia, de acusaciones, de calumnias, de ataques personales, etc. Algo que sería verdaderamente lamentable.