Gabriel Sánchez Andraca
Ya lo hemos dicho varias veces, pero hay necesidad de repetirlo cuantas veces sea necesario.
Si los partidos mexicanos siguen como hasta ahora, es posible perder lo que con tanto esfuerzo hemos ganado.
Los que fueron durante dos décadas o un poco más, los partidos más fuertes de este país, han pasado a formar parte de la chiquillada. Son partiditos que ya no tienen ideología, que carecen de estructura o esta es muy raquítica, que su membresía se ha reducido a la suficiente para mantener su registro y lo peor del caso, carecen de dirigentes nacionales, estatales y municipales, con un poco de talento, de sensibilidad política y social y solo cubren una actividad netamente burocrática.
Hemos dicho ya, que en esa situación están el PRI, el PAN y el PRD, pero desgraciadamente, también participa de esas condiciones el partido en el poder, Morena, que sin el presidente Andrés Manuel López Obrador, no sería lo que es.
En estos momentos el talón de Aquiles de Morena, son los ayuntamientos. Muchos de ellos han provocado un serio disgusto entre los ciudadanos porque los presidentes municipales, hombres o mujeres, no están a la altura de la 4-T y tienen un comportamiento muy semejante al de las autoridades municipales que llegaron a sustituir. Abusos de poder, derroche del dinero público, corrupción, familiares en puestos importantes sin ningún merecimiento, etc.
En algunos casos, cuentan con la complicidad de pocos regidores y en otros la mayoría quisiera que se hicieran cambios, pero no pasa nada, pese a que hay denuncias públicas sobre su mal comportamiento.
La razón de esto, es la falta de estructura y organización del partido, que pese a ser mayoritario en entidades como Puebla, carece de comités municipales bien estructurados, que deberían estar pendientes del comportamiento de las autoridades de su municipio, para evitar que caigan en los vicios que están obligados a extinguir.
Policías municipales abusivas e incluso cometiendo delitos graves, porque reciben órdenes o porque ellos creen que le hacen un favor “al jefe o a la jefa”, según sea el caso. Esas ya deben ser cosas del pasado y si ocurren, debe procederse legalmente contra los responsables, sean quienes sean y aplicar las sanciones correspondientes.
LAS DIRIGENCIAS NACIONALES DE LOS AHORA mini -partidos: PRI, PAN y PRD, están desesperadas porque cada día se confirma más, que no podrán volver en el mediano plazo, al poder y ya no saben qué hacer.
Después de la concentración popular del sábado, para celebrar el 85 aniversario de la expropiación petrolera, y de que fueron exhibidos los gobiernos prianistas, de ser los responsables de la debacle petrolera de México y de como estaban trabajando para volvernos un país dependiente en materia energética (petróleo, gas y electricidad) en vez de pedir una disculpa al pueblo de México y de hacer propuestas para que esto no vuelva a ocurrir, se les ocurre afirmar en forma tonta, absurda, que con ese acto se pretendió defender a don Manuel Bartlett, el ex gobernador de Puebla, por la famosa “caída del sistema” en las elecciones de 1988, que ya fue aclarada en diferentes ocasiones; de la muerte de un agente de la DEA y otras cosas, ocurridas hace años, que nunca han podido ser probadas.
Los opositores, que cada día se hacen más chiquitos, no han podido presentar a la ciudadanía un proyecto viable de cambio para el país, diferente al que está en vigor. Ni el PAN, partido representante de la derecha; ni el PRI, que representó durante mucho tiempo al liberalismo; ni el PRD, que representó a la izquierda, han emitido alguna opinión digna de tomarse en cuenta. Todas sus críticas han sido absurdas, sin sustento, a veces, como en el caso que comentamos, dignas de risa.
El PRI, SOBRE TODO EL PRI, TIENE GENTE políticamente capaz, con oficio político y administrativo, que bien podría convertirse en una oposición seria, responsable, digna de tomarse en cuenta, está en manos de “Alito” un personaje desprestigiado en su propio estado, Campeche, por el pésimo gobierno que realizó y por corrupción. Hay serio descontento contra él en las propias filas priistas, pero los militantes del partido tricolor, se han vuelto apáticos y «muy respetuosos de sus estatutos” que les impiden actuar con decisión y coraje para salvar a su organización.
El PAN, ya no tiene salvación. No hay un solo panista capaz, así se ve desde fuera, de cambiar lo que ese partido ha demostrado en los dos gobiernos que ha presidido, el de Fox y el de Calderón: ineptitud y corrupción y el PRD, bueno sufre una desintegración crónica y la mayor parte de su militancia ya está en Morena, con sus tradicionales divisiones internas que le impiden llegar a acuerdos elementales.