Por Teodoro Rentería Arróyave
CUERNAVACA, MORELOS. Estoy más que estupefacto, atónito, cuando leo o escucho que paisanos mexicanos, nacidos en esta tierra de nuestros ancestros indígenas, ponderan y apoyan la amenaza del grupúsculo legislativo ultraconservador de Estados Unidos que propone considerar a los carteles de la droga mexicanos como terroristas para así tener vía libre de sus fuerzas armadas para invadir nuestro Territorio Nacional, únicamente porque no están de acuerdo con el gobierno de la Cuarta Transformación.
No lo decimos nosotros, el diario español-internacional “El País”, en un amplio reportaje, más que informar, analiza y denuncia que “El ala ‘ultra’ Republicana usa el asesinato de dos estadounidenses en la frontera para alimentar su discurso contra México. Los intentos de los ‘halcones’ de nombrar a los cárteles de la droga como grupos terroristas y lanzar operaciones militares en suelo mexicano contrastan con la intensificación de las reuniones bilaterales entre ambos Gobiernos para atajar la crisis del fentanilo”.
Aquí lo más sorprendente, es que ni los empresarios mexicanos, tan proclives a los gringos, han evitado colocarse en ese sector de los desnacionalizados, sólo por intereses políticos y económicos. Ellos saben, que Estados Unidos no puede abrir otro frente de confrontación y menos contra su principal socio económico.
El análisis es original de la agencia británica REUTERS, y está firmada por su corresponsal, Daniel Becerril, quien a renglón seguido, indica que “la onda expansiva de las imágenes de cuatro ciudadanos estadounidenses a merced de la violencia del narco mexicano en Matamoros, uno de los focos de la delincuencia organizada en el país, corrieron como pólvora esta semana en Washington -por los pasillos del Capitolio, por los despachos de las embajadas y de la Administración de Joe Biden y por las redacciones de los grandes medios- hasta provocar una escalada del bando más extremo del Partido Republicano contra el Gobierno mexicano.
Y continúa, “esa andanada ha incluido acusaciones contra el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, de un ex fiscal general de la era Trump, William Barr, por no hacer lo suficiente por combatir el crimen organizado, además de la respuesta del mandatario mexicano, que ponderan, al revertir los ataques y denunciar el intento de intervencionismo, cuando afirma: ‘A México se le respeta, no somos un protectorado ni una colonia de Estados Unidos’”.
La descripción del diario, cuando menos debería, controlar a los desnacionalizados. Así describe los hechos: “Los cuatro amigos cuyo viaje ha desatado la penúltima tormenta diplomática habían conducido desde Carolina del Sur para, supuestamente, acompañar a una de ellas a someterse a una operación de cirugía estética. Atravesaron la frontera por el paso de Brownsville, Texas y, una vez en Tamaulipas, acabaron metidos en una persecución en la que participaron hasta nueve vehículos y cuyo desenlace recogido en vídeo ha sido repetido una y otra vez en las televisoras por cable estadounidenses estos días. Dos de ellos volvieron a casa dentro de un ataúd. A los otros dos los encontraron con vida el martes y ya están de regreso en Estados Unidos”.
Sin los elementos necesarios para asegurarlo en este caso, para nadie es un secreto que los estadounidenses cruzan la frontera de México para abastecerse de drogas para su consumo personal y para entrar en el jugoso negocio.
Este párrafo desnuda de cuerpo entero el acontecer diario al interior de Estados Unidos: “El suceso proporcionó un suculento alpiste para los halcones del ala más extrema del Partido Republicano, que desempolvaron una vieja aspiración, tan vieja, como, al menos, la presidencia de Barack Obama, y, después, la de Donald Trump: nombrar a los cárteles de la droga como grupos terroristas y otorgar facultades al presidente Biden para lanzar operaciones militares en territorio mexicano con el pretexto de frenar el tráfico de fentanilo, droga que ha contribuido a batir de nuevo el récord de muertes por sobredosis en Estados Unidos: 107.000 en el último año”.
Por “intereses electorales, el caso de Matamoros ha calado especialmente en el argumentario de un Partido Republicano plenamente metido en precampaña. Al insistente recurso de la crisis de la frontera, se añade así el fantasma de la seguridad, como se pudo comprobar hace uno días en los discursos de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), que convoca a la facción más trumpista”.
El diario, como debe ser observa “el otro lado de la frontera, México acusa a Estados Unidos de no haber reconocido su parte de responsabilidad en el combate contra el narcotráfico. Es un nuevo choque entre el país de la demanda y el de la oferta de drogas. Entre una sociedad de consumidores sumida en una profunda crisis de consumo de opiáceos y otra que arrastra cientos de miles de muertos en casi dos décadas de guerra contra los cárteles, las organizaciones criminales más poderosas del mundo”.
Aquí en México, los mexicanos en el turbio negocio se matan entre ellos, en Estados Unidos, los barones de las drogas, así como los fabricantes y vendedores de armas gozan de cabal salud
Remata “El País: “Son discursos para consumo interno, en los que media un componente nacionalista, pero la relación entre ambos países va más allá de todo eso”, señala Roberto Zepeda, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México. En su opinión, el escenario de una ruptura definitiva aún es lejano e improbable. Ambos países comparten más de 3.000 kilómetros de frontera, el flujo fronterizo más intenso del mundo y actividades comerciales que superan los 660.000 millones de dólares anuales, según datos oficiales. “México forma parte del perímetro de seguridad de Estados Unidos y no le convendría abrir ese frente”, sobre todo en una coyuntura como el conflicto comercial con China y la invasión rusa de Ucrania.
Lo triste es que, esos desnacionalizados, inclusive uniformados, además de ponderar las amenazas de la ala más conservadora y criminal de los halcones, de los políticos y legisladores estadounidenses, también se atrevan hacer escarnio del coro de nuestro himno patrio, con burla dicen y repiten: “el masiosare”, nosotros, por nuestra parte, siempre lo entonaremos con respeto, unción y veneración: “Más si osare un extraño enemigo, profanar con tu planta tu suelo, piensa ¡oh Patria querida! Que el cielo un soldado en cada hijo te dio”.
Y desde luego nos unimos a la defensa, expresada en 19 plazas del territorio nacional por el pueblo mismo, en favor de los soldados que, según todas las evidencias, accionaron sus armas ante el ataque de los jóvenes que, por desgracia, cayeron abatidos.
LA DEFENSA DE LA SOBERANÍA DE MÉXICO ES UN ACTO DE CONCIENCIA NACIONAL.
Periodista y escritor; presidente del Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo, CONALIPE; secretario de Desarrollo Social de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP; presidente fundador y vitalicio honorario de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, miembro del Consejo Consultivo permanente del Club Primera Plana, Doctor Honoris Causa por la Universidad Internacional y Académico de Número de la Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG. Agradeceré sus comentarios y críticas en teodororenteriaa@gmail.com Nos escuchamos en las frecuencias en toda la República de Libertas Radio. Le invitamos a visitar: www.felap.info, www.ciap-felap.org, www.fapermex.org, y www.clubprimeraplana.org, y el portal irradia noticias.com