¿Una alianza Armenta-Eduardo Rivera?

La evolución de los hechos no hace ver descabellada esta posibilidad

Xavier Gutiérrez

Los politólogos no son augures ni pitonisos, muchos menos brujos. Los profesionales serios de esta rama son estudiosos de la realidad social, de los hombres públicos y todo lo que converge en la sociedad y el poder.

El amigo politólogo con quien converso -café de por medio-, explora el momento que vive Puebla, con la vista puesta en sus protagonistas y el futuro cercano.

Según la revisión que hace, sitúa a Alejandro Armenta en un sitio destacado dentro del flanco que representa Morena, con una ventaja por encima de su competidor cercano Ignacio Mier.

Nada está escrito, subraya, y recuerda lo que parece una obviedad, pero insiste en que no se debe perder de vista: las elecciones se ganan con votos y con trabajo. Las imposiciones o decisiones voluntariosas siempre han existido, pero hoy cada vez menos funcionan como solución.

¿Por qué? Por muchos factores concatenados, pero sobre todo por el manejo de la información y el uso de las redes. La reacción que suscita una decisión a contracorriente es capaz de alterar radicalmente el panorama en cuestión de horas.

Eso se piensa en la cúspide del poder, aquí y en China. Por esa razón los gobernantes viven hoy con el oído y la vista pegados al comportamiento de la sociedad.

Analizan, miden, pulsan, evalúan, sondean. Deciden, definen. Y también se equivocan y rectifican. La candidatura al gobierno de Guerrero es un ejemplo.

Nada de esto es del otro mundo. Ni nuevo. Hoy se ha introducido el factor de la inmediatez y el impacto de la información. La influencia de esto en los núcleos sociales crea fenómenos inéditos y a veces sorpresivos. Impredecibles como cualquier ser humano.

En ese marco, me comenta que en Puebla no es remota la posibilidad de ver sucesos  inéditos.

“Mira, me dice, en Puebla es evidente el trabajo de Armenta durante varios años. Recorre pueblos y ciudades y suma voluntades. Tiene un capital social muy relevante, las encuestas coinciden reiteradamente, lo ubican en la cúspide.”

“En la zona metropolitana también tiene presencia, fruto de lo dicho, muchos años de trotar calles, crear identidades, sumar adeptos. No obstante, aquí en la capital y zona conurbada, donde radica aproximadamente el 60 por ciento de quienes forman el padrón electoral del estado, el presidente municipal Eduardo Rivera ha logrado un aceptable grado de simpatías.”

“Ha trabajado, es claro. Está dando resultados. Tal vez pequeños, pero multiplicados. Algunos son cuantitativos, otros cualitativos. Al comenzar el gobierno de Barbosa enviaron señales como de alianza, ambos. Después el gobernador remarcó su hegemonía con su peculiar estilo, a veces brusco, ríspido. Y entonces se les vio compartiendo un solar común pero distantes.”

“Vino la muerte repentina y Eduardo se quitó un peso de encima. Hoy guarda una relación madura institucional con el nuevo gobernador. La revisión de los números de Rivera no le alcanza, a estas alturas del tiempo, para buscar la candidatura al gobierno del estado por el PAN. Su partido, por otra parte, vive conflictos mezquinos internos, además de indisciplina. Y para colmo, el factor García Luna le afectará en el plano nacional y también local.”

“Ante la ausencia de liderazgos de respetabilidad y peso en el PAN, y revisando su entorno, muy probablemente Eduardo Rivera tiene perfectamente claro que, lo único seguro que tiene a mano es su reelección, un reto que puede conseguir con el trabajo y disciplina que muestra.”

“Un signo de madurez de los políticos es no arriesgar como al principio de su carrera. Dejan de pensar en comerse el mundo a puños. En lugar de eso, miden y calculan sus pasos. Hacen a un lado utopías y sueños y se encaminan a lo seguro.”

“En tales condiciones -me subraya, como avizorando el horizonte- no te extrañe que se lleguen a encontrar, coincidir y establecer un plan conjunto Armenta y Eduardo. No sería un acto vergonzante ni indigno, sino maduro y pragmático. Puede ser un pacto expreso y secreto, o discreto e implícito. No habría desdoro para ninguno de los dos, ambos políticos profesionales, comprometidos con Puebla, fogueados en esta clase de lides. Nada para asustarse. Ambos con una visión muy por encima de lo circunstancial.”

“Armenta podría ver esto igualmente con sentido pragmático y de camaradería. Puede ganar todo el estado sin Rivera, pero puede hacerlo mejor, de manera holgada, respetuosa y muy fructífera para ambos sin van en paralelo. Ninguno perdería un metro de terreno, ambos ganan. Sería como materializar aquello que se recomienda en la búsqueda del éxito: ganar ganar para ambas partes…y para Puebla”.

“Ganarían ambos y se ahorrarían batallas o roces infructuosos. Ambos tienen sus objetivos  perfectamente claros en la mira. Armenta parecería necesitar en calidad de mancuerna en la zona metropolitana, a un hombre con prestigio, experiencia y popularidad. Y en Morena no hay quien para cubrir este perfil. La caballada está muy enteca. Quien levante el dedo y quiera sin tener los requisitos mencionados, serían más una carga, un lastre, que un factor de suma.”

“Desde el otro ángulo, si Eduardo se empeñara a toda costa, casi como un capricho, en buscar la gubernatura, se encontraría con que las condiciones personales y partidistas no conforman un escenario con un pronóstico exitoso. En cambio, sí sería para él muy desgastante, expuesto y alejado de la lógica elemental, si desdeña lo que tiene con un alto grado de seguridad, su reelección.”

“De modo que -me dice concluyendo- yo no miro este escenario como imposible, sino viable, muy provechoso para ambos políticos, un proceso de madurez, caballerosidad, inteligencia y con los pies en el suelo. Los dos personajes son políticos prudentes, sensatos, lejos de los celos y fobias individuales y, hasta donde sé, guardan vínculos de amistad y respeto.”

-¿Y el PRI?, le pregunto.

“Mira el PRI es de pronóstico reservado. Para empezar, con el fallo reciente de la autoridad electoral, su presidente nacional Alito Moreno habrá de salir de ese partido después de agosto. Con argucias legaloides podría permanecer más tiempo, pero una victoria temporal en su beneficio sería pírrica, es decir, ganar algo en apariencia con un costo altísimo. Ahí se vive a diario una lucha de facciones huérfana de bases.”

“De suyo su dirigencia parece espuria, tiene un enorme descrédito, riñe con los senadores, hay pugna de grupos en la cúpula: bajo la apariencia de luchar por la candidatura presidencial en realidad la disputa es por las cuantiosas prerrogativas, es mucho dinero lo que van a manejar unos cuantos con una postura de oposición sólo presencial. Además, prácticamente han aceptado que no serán ellos quienes decidan las candidaturas presidencial y al gobierno capitalino, sino el PAN.”

“Por lo que hace a Puebla, ese partido vive una competencia interna para ver quién se muestra más abyecto ante el gobernador, desde luego no estarán aliados con el PAN, y si lo hacen será una simulación absolutamente nada confiable para los panistas. Así que el tricolor es un cero a la izquierda.”

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