Gabriel Sánchez Andraca
El Partido Revolucionario Institucional que gobernó a este país en forma total durante casi ochenta años, pues contaba con políticos bien entrenados, con oficio, con conocimiento de nuestra realidad, con sensibilidad social y con estructura y organización, ha dado un bajón terrible, empezando por su dirigente nacional y acabando con las gentes que manda a participar en discusiones televisivas, en las que demuestran su total falta de oficio, su carencia de sentido político y un desconocimiento total de la realidad. Es el caso de una mesa de discusión sobre la reunión trilateral de los países de América del Norte, que se realiza en nuestro país.
Trasmitido por un canal dedicado a dar noticias en forma permanente, tomaron parte en el programa: Mauricio Cantú, diputado de Morena: Jaqueline Hinojosa, diputada federal del PRI: Gabriela Jiménez, de una organización llamada “Amiga de la Democracia” y Juan Ignacio Zavala, representante del partido Movimiento Ciudadano. Todos menos la representante priista, procuraban dar opiniones serias e imparciales. Siempre respetuosos, exponían sus argumentos en forma tranquila, sin pretender llamar la atención de nadie o demostrar enojo.
Sus opiniones eran sensatas e imparciales. En su mayor parte elogiaban este tipo de encuentros que constituyen la mejor forma de lograr cooperación, solidaridad entre nuestros pueblos, en un clima de respeto a la independencia y soberanía de cada nación.
La priista por el contrario, hacía gestos de desaprobación y en una desafortunada intervención, afirmó: “Da vergüenza que el presidente de México, se ponga de rodillas ante el presidente de Estados Unidos”.
Los demás participantes no hicieron ningún caso de esa afirmación, simplemente empezaron a dialogar y prácticamente la ignoraron, por más gestos que la diputada priista hacía de desaprobación y de descontento.
DESDE LA LLEGADA DEL NEOLIBERALISMO PRIISTA, en tiempos de Carlos Salinas, el PRI inició su decadencia. El descontento de los priistas por el cambio de metas del Revolucionario Institucional, por la desaparición casi secreta de su ideología social y revolucionaria y su desgaste paulatino ante la opinión pública. Se llegó a decir, que Salinas de Gortari quería desaparecer al PRI, para crear un nuevo partido político, de su propiedad, que lo sustituiría, con el nombre de “Solidaridad”, como el partido que sustituyó en Polonia al Partido Comunista.
No logró sustituir al Revolucionario Institucional, pero sí dio inicio a su destrucción; acabó con el sector popular, que agrupaba a la clase media mexicana surgida durante los gobiernos priistas de los años treinta, cuarenta y cincuenta; minimizó al sector campesina hasta casi desaparecerlo y lo mismo ocurrió con el sector obrero, que constituían los tres pilares del priismo nacional. En el caso de la clase trabajadora, orilló a los dirigentes de las centrales CTM, FROC-CROC y CROM, a casi abandonar al PRI y a los trabajadores que representaban imponiendo salarios mínimos, pero realmente mínimos, al grado de que llegaron a ser los salarios más bajos del mundo; a privatizar los servicios del IMSS e ISSSTE; a permitir el establecimiento de empresas maquiladoras, sin ningún compromiso social ni económico para sus empleados y así por el estilo.
Actualmente, vamos a hablar de Puebla; la CNOP, sector popular, no existe: la CNC, sector campesino, está extinguida y las centrales obreras desaparecidas para el Revolucionario Institucional, excepción de la CTM, que está en plan de rebeldía permanente, pero que no ha llegado a mandar al diablo al que ha sido su partido desde siempre.
Sus viejos dirigentes, los que sí sabían de política, los que tenían oficio, sensibilidad social y experiencia administrativa o están escondidos o de vez en cuando aparecen por ahí para recordar viejos tiempos.
EN LOS PRIMEROS DIAS DE ESTE MES, SE REUNIERON, como un club de amigos, los del llamado Grupo Plural, que se formó para apoyar la candidatura de Melquiades Morales Flores a la gubernatura del estado y que han mantenido la unidad mediante escasas reuniones en fechas señaladas, como hace unos días en que partieron la rosca de reyes, con la presencia claro, del propio Melquiades y que seguirán viéndose para hacer nostálgicos recuerdos.
DOÑA Blanca Alcalá, actualmente diputada federal, es otra de las figuras políticas de antaño, que todavía está activa.
Acaba de tener una reunión con amigos periodistas precisamente para partir la rosca de reyes y aprovechando para informar de sus actividades como legisladora.
A diferencia de su colega y correligionaria Hinojosa, de la que hablamos al inicio de esta columna, en la reunión con los periodistas expresó en forma respetuosa críticas al actual gobierno federal, por algunos proyectos que por cierto no pasaron la aprobación del Congreso, pero también hizo reconocimiento a varias acciones de los actuales gobernantes, es decir, demostró que sí había madera de buenos políticos, entre los viejos miembros del tricolor.
AYER HABLAMOS EN ESTE ESPACIO DE LO PERJUDICIAL que ha sido para la política mexicana la llamada “guerra sucia” o “guerra de lodo” que importó el panismo en el año 2000, con Vicente Fox como candidato presidencial y de las negativas consecuencias que ha tenido para la política mexicana.
Y ayer mismo nos enteramos de la fuerte división que está confrontando el PAN local por desacuerdo con sus dirigentes, derivada de hechos de esa guerra sucia a la que nos referimos.
En el PAN hay un desacuerdo entre in viejo militante y dirigente panista, Rafael Micalco y el alcalde panista Eduardo Rivera por el cobro de alumbrado público a los ciudadanos, pero esto no puede tomarse como guerra sucia, sino como un desacuerdo con medidas de gobierno inadecuadas que dañan a la ciudadanía y por lo tanto le restan simpatías a su partido.
Las divisiones internas por puestos de dirigencia, tienen origen en la época de Moreno Valle Rosas, que formó un partido con amigos suyos llegados del PRI y que no han podido integrarse al PAN, cuyos principios desconocen totalmente y por tanto, chocan con los viejos panistas que están en ese partido por otros motivos que no son precisamente ideológicos.