Gonzalo Valenzuela
No importa si estás cerca o lejos, ya sabes que el lazo de amor que nos une jamás se romperá. Te aprecio en todo lo que vales y sé que estás luchando por salir adelante con esfuerzo y tenacidad. Sé también que el Espíritu de la Navidad ronda en tu corazón, ¡déjalo entrar!, porque es Jesús que nos da otra oportunidad de volver a empezar.
Deseo que todo el amor de Dios fluya hacia ti, te colme de gozo, paz y serenidad, para que después se deslice hacia los demás. Te lo mereces; has atravesado por el tortuoso camino lleno de rosas y espinas del pasado, desde que abandonaste el paraíso de la niñez. Ya es justo que dejes espacio para la felicidad, en los días radiantes del presente; cada segundo de vida es un regalo divino; aprovéchalo para cristalizar tus más anhelados sueños.
Espero que el anciano año que se va te deje su sabiduría, y que la miel de la alegría se quede en tus labios muchos años más, porque son tantos los motivos que tienes para estar feliz, son tantas las bendiciones que debes agradecer, son tantas las personas que amas y te aman, que siempre se acuerdan de ti y esperan con ansias tu regreso.
Deseo que el año bebé que está por nacer, traiga bajo el brazo un cargamento lleno de amor, de esperanza, de perdón, de fe, entusiasmo y pasión para enfrentar los desafíos y retos que te depara la vida, porque Dios no permite retos que no puedas superar.
Con todo mi amor y respeto a mis amigos, familiares, a los queridos lectores y especialmente para mi querida amiga Coca Castillo por su cariño y confianza.
Te obsequio un fragmento del poema que titulé:
Desierto
El Planeta está de fiesta
recuerdan cuando naciste
¡Oh buen Jesús redentor!
combustible de anhelos…
manantial de mi amor.
La mejor celebración
es cuando palpitas Tú
en cada buen corazón
y todo se torna azul…
Como siempre gracias por tus comentarios, preguntas y sugerencias en: oasis_govara@yahoo.com.mx