Dentro del amplio debate que se ha suscitado por la reforma electoral propuesta por el presidente López Obrador, que desató la marcha civil más grande de la historia de México, algo que ocurrirá sí o sí, aunque no se apruebe la Reforma Electoral con cambios constitucionales que se propuso desde Palacio Nacionakl, es el recorte al presupuesto público que reciben los partidos políticos, además sin la posibilidad de que puedan recibir más dinero de fuentes privadas. De ese modo el actual régimen propinará un golpe definitivo hacia 2024 a los institutos de oposición que, aunque rechacen la iniciativa del tabasqueño, quedarán menguados para la elección presidencial que se avecina para ese año.
Y es que, a pesar de que el gobierno federal lopezobradorista ya había doblado a los diputados del PRI, como se vio en la ampliación de la permanencia de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, con la reforma constitucional en materia electoral el tricolor no da señales de apoyar la propuesta presidencial.
De ahí no obtendrá Andrés Manuel los votos que requieren las bancadas de Morena y sus aliados en el Congreso de la Unión para conseguir la mayoría calificada. Incluso, el mismo líder de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, ha anunciado que no acompañará a la iniciativa presidencial, por lo que dicha reforma está más que muerta.
Por ello, en los últimos días, el Presidente de la República en sus conferencias mañaneras ha hablado de un Plan B.
Éste contempla, principalmente, el recorte al presupuesto de los partidos. Que es monumental. Una fortuna de fortunas. Porque los partidos viven de ese dinero. Sus dirigentes se dan vida de reyes con ese presupuesto. Es el mejor de los negocios.
Pero al decir todos los partidos nos referimos a todos, incluso Morena. El presidente López Obrador ha sido de los grandes beneficiados de la democracia mexicana, de eso ha vivido durante años y años.
Para darnos una idea, hace unos días el Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó el financiamiento a partidos para 2023.
Recibirán juntos y en total 6 mil 233 millones 510 mil 798 pesos.
Ello, a pesar de que en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), para el Ejercicio Fiscal 2023, se contempló un recorte de 4 mil 475 millones de pesos al INE. Claro que el gasto mayor que tiene el INE es el de dar recursos a los partidos y no en su operación. Otro gasto importante que tiene el INE es erl de la emisión de la credencial para votar, el documento más importante con que que contamos los ciudadanos y que, desde el principio de éste instituto electoral, ha sido gratuito para todos los mexicanos.
Para el caso de Puebla, solamente de presupuesto ordinario, para los gastos regulares de sus burocracias, los partidos políticos que cuentan con registro recibieron alrededor de 281.7 millones de pesos en 2021, de acuerdo con un comparativo que está contenido en la iniciativa del propio Presidente.
Por supuesto, no solamente para una vida onerosa y frívola, que ocurre en muchos casos, utilizan los recursos los dirigentes partidistas.
En el mejor de los casos, cuando lo invierten correctamente, lo aplican en fortalecimiento de sus actividades y en la búsqueda de más simpatizantes y militantes.
La política, es axioma comprobado, se hace en este país con dinero.
Siempre con dinero.
Sin éste, el destino de los partidos es incierto.
En las proyecciones, no hay forma de que se presenten con oportunidades competitivas a las urnas de 2024, ante el partido del gobierno y sus aliados. Ahora bien, ¡imagínese sin dinero! Menos todavía.