Armando Gómez Morales. ¿Y el cigarro?. . .

Armando Gómez Morales (Tierra Blanca, Veracruz, México/1970)

Lic. en Administración por el ITSTB, mediador de lectura profesionalizado, Diplomado por la UAM y la Secretaria de Cultura, e integrante de la red de mediadores voluntarios del país desde el 2010, capacitación en arte y práctica de los géneros literarios (Plataforma Académica), promotor y gestor cultural con capacitación permanente por el IVEC, Actor y director de Teatro desde hace más de 20 años con diplomado en arte dramático y teatro musical por AMDA (American Music and Dramatic Academy con sede en los Ángeles California USA), docente desde hace 15 años del TecNM campus Tierra Blanca, amante del cuento corto y la poesía libre, aficionado a la creación literaria y la dramaturgia, fundador del centro Cultural y Fomento a la Lectura “La Casa Naranja”, autor del libro “Relatos de Nostalgia y algunos poemas libres” edición independiente…

 

¿Y EL CIGARRO?… 

 

Dos pies que se mueven constantemente en señal de nerviosismo, sus manos sudorosas y frías las frota una con otra, sus ojos divagan en el horizonte, que no es mucho ya que las paredes blancas los limitan, pero aun así su mirada se pierde en ese color claro, cada que escucha un nombre regresa a la realidad y presta atención a lo que escucha, por momentos se levanta de su asiento y camina estirando todo lo que puede estirar de su cuerpo, bosteza constantemente, vuelve a sentarse pero no deja de mostrar inquietud, de entre su bolso saca una cajetilla de cigarros, toma uno y lo coloca en sus labios, los cuales han perdido parte del color y brillo del bilé, busca el encendedor pero sus dedos se encuentran con un libro tamaño bolsillo lo saca, lo observa, toca el separador suavemente, se queda quieta, recordando esa tarde cuando le fue regalado ese ejemplar que tanto le gusta y por la persona tan especial en su vida que se lo obsequió, su nerviosismo se va desvaneciendo conforme abre el libro y empieza a recorrerlo hoja por hoja, sus pies empiezan a quedarse quietos su manos ya no sudan y se tornan tibias, la mirada ya no se pierde en la nada, ahora se encuentra con la imaginación dentro de su mente, la cual le da forma y vida a lo que va leyendo, y así la espera ya no es  espesa, oscura e infinita, ¿y el cigarro?…