Lázaro Cárdenas (aniversario luctuoso)

 

Por: Atilio Alberto Peralta Merino

La prolongada sequía que se extendió por casi la totalidad del estío, no impidió que el frío otoñal se enseñoreara de a Ciudad de México, en la ocasión, el acre azulado del cielo de octubre se posó en la plazoleta en la que se erige el monumento construido por el arquitecto Carlos Obregón Santacilia ; ahí, precisamente, en la bóveda en la que reposan los restos mortales de Lázaro Cárdenas, se llevó a cabo el pasado miércoles 19 la colocación de una ofrenda floral con motivo del quincuagésimo segundo aniversario luctuoso del que fuera el artífice y propulsor de la “expropiación petrolera”.

Al siempre grato encuentro con Antonio Tenorio Adame, siguieron los saludos a Salvador Nava Calvillo y a Félix Hernández Gamundi; y, claro está, para mi personal satisfacción, la gentil deferencia mostrada por Cuauhtémoc Cárdenas al adelantar breves pasos a mi encuentro para manifestar un saludo mediante el consiguiente apretón de manos.

Narraba mi abuelo, delegado agrario en la zona de la “Tierra Caliente” cuando el gobernador era el General Cárdenas, que éste jamás olvidaba un rostro ni un nombre y que guardaba en la memoria con todo detalle, lo mismo un favor que un agravio; en consecuencia, no me sorprendió del todo la deferencia mostrada.

Valdría la pena , me atreví a sugerir, que se publicasen las memorias de la “Corriente Democrática”, a lo que el Ingeniero asintió mostrando una expresión facial que me pareció interpretar como añoranza: en lo personal, yo si recordé la aglomeración reunida el 16 de julio de 1988 en esa misma explanada, vitoreando al personaje que sobresalía por entre aquella multitud para de inmediato dar inicio a una marcha que desembocó en el zócalo de la capital del país.

La banca había sido nacionalizada años atrás, un terremoto sacudiría posteriormente las entrañas de la ciudad y la conciencia del país, la guerra civil en Nicaragua y en El Salvador dejaban sentir sus efectos sobre México, y los restos de Enrique Camarena Salazar habían sido descubiertos en el rancho “El Mareño” ubicado en la carretera Zamora-La Barca dando pie a los reclamos airados por los operativos federales subsiguientes por parte del gobernador constitucional del estado de Michoacán de Ocampo.

Iniciaba una época de convulsión, en la que, el surgimiento de la referida “Corriente” de opinión y debate, conformada por integrantes de la agrupación partidaria gobernante en el momento, jugaría un papel clave en el devenir de los acontecimientos posteriores.

En alguna ocasión, promoviendo las reformas emprendidas bajo su administración, el presidente Carlos Salinas de Gortari diría que “los efectos de las nacionalizaciones emprendidas en la década de los treinta han agotado sus efectos positivos ante los cambios que se verifican en el escenario internacional”, en contrapartida, los días que corren parecen ser el momento propicio para revisar aquellos momentos con una perspectiva histórica de gran profundidad y contando con el testimonio de los principales actores de aquellos acontecimientos, precisamente, cuando “las privatizaciones emprendidas en la década de los noventa han agotado sus efectos positivos ante los cambios que se verifican en el escenario internacional”.

En alguna ocasión anterior le había comentado al Ingeniero Cárdenas que mi abuela y su madre habían sido compañeras en el “internado de las madres italianas de Santa Catalina de Siena”, en el denominado “edificio federal” de la Ciudad de Morelia, ante lo que, primero sonrió con satisfacción, y luego mostró una verdadera expresión de sorpresa, entonces, como en este pasado miércoles 19 me pareció una persona emotiva, muy distante del proverbial carácter inconmovible emblematizado con la expresión de la “esfinge de Jiquilpan”.

En la presente ocasión ofrecía una ofrenda floral a su padre y coincidía con su primer año de viudez, el recuerdo de aquellos años turbulentos en cuyo devenir jugaría un papel clave, acaso tendrían también un efecto en su persona y no sólo sobre su ánimo; toda una generación contempló la entronización de un nuevo paradigma, cuyos efectos resultan hoy agotados y deleznables , reivindicado, en consecuencia, la visión histórica de los integrantes de aquella magna multitud que nos congregamos en la mañana del 16 de julio en el “Monumento a la Revolución” coreando : “el pueblo votó y Cárdenas ganó”.

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