Victor de Regil
Las zonas comerciales de La Cuchilla y la 46 Poniente, conocidas por todos los poblanos, en donde en coexistencia con comerciantes honrados -eso sin duda-, también se realizan muchas actividades ilícitas, de venta de mercancía robada y hasta narcomenudeo, deberán ser expropiadas. No hay otra salida y no hay una vía más ágil para recuperar la tranquilidad y seguridad de esa parte de la ciudad de Puebla.
Para nadie es un secreto las actividades ilícitas que ahí se cometen y también, es una realidad, que ninguna autoridad municipal, estatal ni federal han realizado alguna acción contundente para acabar con esta problemática. Existe un claro contubernio entre bandas bien organizadas y narcomenudistas que se han dedicado a aterrorizar a los habitantes de esa zona durante muchos años.
Luego de que el gobierno de Miguel Barbosa anunció esa posibilidad, que se realizará con un análisis escrupuloso, y no se trata de una expropiación total, se sumó a favor la administración municipal de Eduardo Rivera Pérez. Las dos administraciones, en este caso van, en total sincronía y parece que habrá acuerdo para acabar, de una vez por todas, con todas las irregularidades que ahí se desarrollan.
Todo mundo sabe de las cosas graves que ahí han ocurrido y que, sin duda, siguen ocurriendo. Se han hallado bodegas de mercancías de procedencia ilícita e ilegales, toneladas y toneladas de productos.
También hay una certeza popular y una comprobación judicial, en varias ocasiones, de que ahí hay nidos de bandas delincuenciales. Incluso las desapariciones forzadas o presuntos asesinatos que ahí han ocurrido, por sí solos, ameritan una intervención contundente de las autoridades de todos los niveles de gobierno.
Hay incluso una leyenda negra, que podría no estar tan alejada de la realidad, de que en esos lugares hay fosas clandestinas. Quizá no sea algo tan descabellado, pues esas zonas se han vuelto cotos de los delincuentes. Son feudos de manos criminales que, ante el vacío de autoridad, buscan a toda costa negar el paso de las autoridades.
Las policías, estatal, municipal o la Guardia Nacional, incluso hasta el mismo Ejército Mexicano, que han realizado operativos ahí, todavía no han logrado ir al fondo mismo. Sin dudas se trata de algo muy complejo.
En días pasados, la Unión Popular de Vendedores Ambulantes (UPVA) “28 de Octubre”, que encabeza Rubén Sarabia Sánchez, “Simitrio”, salió a inconformarse. Expusieron sus argumentos.
En las últimas revisiones que ha hecho la autoridad en la zona, lo que encontraron los policías ministeriales de la Fiscalía General del Estado de Puebla fueron 220 toneladas de autopartes y mercancía robada.
Es increíble la cantidad de productos robados que se venden todos los días en ese peligroso lugar de la ciudad de Puebla.
Para darnos una idea, de los 29 negocios que han revisado las autoridades ministeriales en la zona de la 46 Poniente en 21 sólo vendían mercancía robada.
Sólo en 8 locales encontraron el respaldo de compra de las autopartes y piezas que ahí se comercializan.
Por eso es que la zona de la 46 Poniente es un verdadero paraíso para los delincuentes que ahí llevan buena parte de las autopartes que se roban o de los automóviles que desvalijan en lugares clandestinos.
Por más que se quejen los locatarios de la 46 Poniente, no tiene razón.
Las 220 toneladas de mercancía decomisada son un golpe importante para su ilegal economía, pero hallaran la forma de robar más autopartes para venderlas en sus locales.
Mientras no cierren de manera definitiva todos los locales ilegales, el problema del robo de autopartes seguirá en Puebla.
El grupo se deslindó de las actividades y de los cabecillas criminales. Sin embargo, ninguno de sus argumentos es mayor que el del beneficio colectivo.
La expropiación es una vía, para limpiar esa zona definitivamente. Rápidamente. Pero hay otras que se han utilizado, con legalidad y legitimidad, en otros casos.
No hay que olvidar lo que ha pasado en el Barrio de Tepito, en la Ciudad de México, para combatir esos centros delincuenciales.
La extinción de dominio. Una medida legal y más severa.