Victor de Regil
A marchas forzadas, los senadores de Morena se jalonean, en público y en privado, por la decisión de quién de los varones de esa bancada presidirá a la Mesa Directiva de la Cámara Alta para el próximo año legislativo. A una semana de que se deba anunciar la definición, el clima se ha tornado borrascoso, con señales encontradas, ataques velados y peticiones directas en Palacio Nacional, de quienes pretenden ser los elegidos. En esta tormenta perfecta, el poblano Alejandro Armenta está en la tan disputada final.
Y es que, a partir del 22 de agosto, la próxima semana, se espera que en cualquier momento la bancada del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) realice una votación interna de sus 60 senadores y senadoras, de la que saldrá el presidente del Senado, para el año legislativo que va del 1 de septiembre de 2022 al 31 de agosto de 2023.
Deberá ser varón, por la alternancia de género en ese cargo. Define Morena, porque es el Grupo Parlamentario mayoritario.
Actualmente encabeza la Mesa Directiva la ex secretaria de Gobernación y ministra en retiro, Olga Sánchez Cordero. Fue impuesta por su jefe, el Presidente de la República, hace casi un año. De un día a otro.
Cuando el 26 de agosto de 2021 anunció el relevo en Segob, y Olga Sánchez regresó al escaño al que había pedido licencia en diciembre de 2018, para sumarse al gabinete lopezobradorista.
La Presidencia del Senado, desde siempre y desde antes de la Cuarta Transformación (4T), se palomeaba en Los Pinos.
Ahora se hace en Palacio Nacional. Hay un hervidero en la Cámara Alta por ello. Hay descartados que se resisten a aceptar su derrota, como el caso del zacatecano José Narro Céspedes. Hay ex presidentes que operan en medios para crear la percepción de que tienen el “apoyo” para repetir. Como el caso del chiapaneco Eduardo Ramírez Aguilar, quien incluso ha pedido apoyo a la bancada minoritaria del PRI.
Recién, la senadora priísta Claudia Ruiz Massieu salió a hablar bondades de él.
Hay también quienes, como el poblano Alejandro Armenta, han preferido la sobriedad, el silencio.
Aunque desde hace un par de semanas hay versiones de que su llegada está planchada dentro de la bancada.
Se dice incluso que ya cuenta con el visto bueno de propio presidente López Obrador y la “corcholata” favorita, Claudia Sheinbaum.
En este contexto, Narro desayunó con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, luego de su mañanera. Fue a tocarle la puerta y a pedirle la bendición. Pareciera, más bien, una señal de desesperación.
Si no es un hecho que se hayan sentado a la mesa con café y fruta, lo cierto es que sí se reunieron.
Más de un reportero observador notó su llegada hacia las 08:00 horas. Luego vinieron las notas, comentarios y más comentarios.
El cargo es de vital importancia. El presidente del Senado maneja presupuesto. Hay permanente compañía al Presidente de la República en actos oficiales. Hay una enorme exposición mediática.
Se genera una jerarquía política de por vida.
Sólo un poblano, hasta hoy, ha sido presidente de la Cámara Alta. Se llama Miguel Barbosa Huerta y hoy es gobernador de Puebla.
¿Cómo se vería en Casa Aguayo que Alejandro Armenta lograra su cometido?, es un misterio.
Hay tanto que se juega en estos días.
Estamos ante la tormenta política perfecta. Y tiene sede en Insurgentes y Reforma. En la capital del país.