Victor de Regil
El robo de gas, conocido también como “gashigas”, atraviesa varios estados del país, incluyendo Puebla, ya se ha convertido en un tema sumamente peligroso y preocupante para todos los niveles de gobierno.
Algunos ejemplos de esto, los podemos encontrar en los últimos meses, pues hubo un reporte el 27 de diciembre de 2019, en la colonia Valle de las Pirámides, en Tlalnepantla, Estado de México. Había dos hombres moribundos a borde de una pipa de gas LP de la empresa Gas Tomza. Les habían disparado según los testigos, “hombres y mujeres en motocicletas”. Los hombres presentaban impactos en el tórax. Cuando llegaron los paramédicos, ambos habían fallecido.
Otro reporte hace unos días, el 13 de julio de 2020. Dos trabajadores de Gas Cero se hallaban heridos en el interior de una unidad repartidora, en la Avenida Texcoco de los Reyes La Paz. Ellos también tenían impactos en el cuerpo. Cuando aparecieron los paramédicos, ninguno presentaba signos vitales.
Estos ejemplos, se tratan de muertes se convierten en notas a las que no se les presta atención. Tampoco lo sucedido el 7 de noviembre de 2019 en Puebla: una pipa de gas LP con capacidad de 5 mil litros, que transportaba “hidrocarburo de dudosa procedencia” explotó en la comunidad de San Bartolomé Hueyapan, en Tepeaca, Puebla. Los tripulantes habían logrado escapar antes del estallido.
Otro hecho lo recordamos cuando se dio la fuga ocurrida en Amozoc Puebla, que tardó siete horas en ser controlada y desató escenas de pánico en las más de 2 mil personas que aquel día tuvieron que ser evacuadas. O la fuga de gas ocurrida en Tlahuelilpan, el 13 de julio de 2019, año y medio después de la explosión que cobró la vida de 137 personas.
A su vez, otro hecho ocurrido hace algunas semanas, en eventos ocurridos en distintos municipios de Puebla, el ejército aseguró 20 mil litros de gas robado del ducto Cactus-Guadalajara, en San Salvador El Verde, Puebla.
La Asociación Mexicana de Gas Licuado y Empresas Conexas, Amexgas, reporta con base de cifras oficiales que el robo de gas se disparó a niveles exorbitantes en México. Durante el sexenio de Fox, se detectaron 889 tomas clandestinas. Durante el de Calderón, el número subió a 4486 tomas. En el de Peña Nieto pasó a 44 mil tomas, un crecimiento explosivo de más del 900%.
Solo en 2018, a lo largo del ducto que va de Veracruz a Jalisco, el cual pasa por Puebla, se practicaron diariamente alrededor de 42 “picaduras”: 13 mil 330 a lo largo del año.
Según Amexgas, el gobierno de AMLO ha dejado de transparentar esas cifras. El año pasado, el robo a PEMEX de gasolinas, diésel y gas LP, ascendió a 70 mil millones de pesos. De esas cifras, 13 mil millones correspondieron a robo de gas LP.
Así, los “gashicoleros” se roban casi el 10% del gas LP que se produce a nivel nacional. El robo se concentra sobre todo en Puebla, donde el año pasado esta actividad creció 1,334.38i%. las otras entidades conflictivas son Veracruz, Hidalgo, Tlaxcala, Estado de México, Guanajuato, Jalisco y la Ciudad de México.
A diferencia de la gasolina, el gas LP los delincuentes no lo pueden almacenar. Necesitan moverlo con rapidez. Roban pipas para clonarlas con logos de otras empresas establecidas. Obligan a los comisionistas a adquirir el combustible robado, y empujan a los repartidores a salirse de las “zonas de reparto con dueño”. Crean sus propios canales reclutando a ex repartidores. Realizan ellos mismos la distribución, con todo el riesgo que esto entraña para los ciudadanos.
En los últimos meses se ha desatado una ola de amenazas, secuestros, homicidios entre comisionistas y repartidores que se niegan a participar en la distribución ilícita, o que no se ajustan a las exigencias de los “gashicoleros”.
La bomba de tiempo está en marcha. Los criminales hacen una “picadura” para robar el gas LP cada seis horas con 37 minutos, las pérdidas económicas, así como las posibilidades de un accidente, ahí están latentes en cualquier momento.