Teresa Vázquez Mata. Crónica de una fiesta para el alma

Alondra de la Parra frente a la orquesta Imposible

 

 

 

Teresa Vázquez Mata. Convirtiendo en historia todo cuanto la rodea, Teresa Vázquez Mata, construye nuevos mundos o nos muestra la realidad, tal cual la vive. Poniéndole color y energía al verbo, descubre los conflictos existenciales del ser humano y nos invita a reflexionar. Con sobrado talento, le ha dado valor a la narrativa contemporánea, regalándonos el México de su mirada o su sentir.

Bajo la tutoría del maestro Miguel Barroso Hernández, destaca en el Taller de Escritura Creativa Miró. Y en esta ocasión reseña sus vivencias, dentro de un evento donde la música se alzó como protagonista.

 

Crónica de una fiesta para el alma

 

Entre el 29 de junio y el 4 de julio de 2022, tuve el enorme privilegio de vivir la primera edición del Festival Paax GNP. En el Hotel Xcaret Arte, cien artistas de veinte países, bajo la batuta de Alondra de la Parra Borja; interpretaron obras de grandes compositores: Tchaikovsky, Prokofiev, Bach, Mozart, Debussy…   sin faltar temas de los mexicanos José Pablo Moncayo y Arturo Márquez.

 

Considero que, constantemente, los medios nos bombardean con sucesos terribles. En nuestro país y en muchos otros lugares del mundo ocurren tragedias, crímenes e injusticias. Ver noticias, en la actualidad, pudiera asustarnos por el resto del día o de la vida.

El dolor vende, sin duda. México, por ejemplo: produce, consume y exporta series de narcos; donde los protagonistas se convierten en modelos a seguir, por los “bienes” a los que su dinero mal habido les permite acceder.

 

Por otro lado, ahora resulta que hay unos personajes que se hacen llamar «influencers». Tomándose fotos del trasero o de las prótesis, sacan la lengua mostrando un paisaje inusual y, con eso, es suficiente para que algunos jóvenes los admiren y aspiren a ser como ellos. En sí no hacen nada, más que el ridículo. Hablar a gritos es su «don».

 

¿Y qué tienen que ver mis tan disímbolas disertaciones?

¡Muy sencillo! Todo lo que vi, en el Festival Paax, fue bello, armónico, perfecto y extremadamente complicado. Sin embargo, de eventos así –espectaculares–, no se habla tanto; ni hay videos, con cinco millones de reproducciones, mostrando lo que pudimos apreciar durante esos días.

 

De la Orquesta Imposible, que surgió como inquietud en la maestra de la Parra durante los meses de pandemia, cuando se apagaron los conciertos en vivo, se dice muy poco en las redes. De la gran directora de orquesta mexicana, que consiguió reunir músicos de varias nacionalidades para deleitar al mundo por medio de zoom, sólo se habla en círculos selectos y nunca se convertirá en un suceso viral.

Ciertamente, Alondra es aclamada a nivel internacional; pero creo que como paisanos deberíamos conocer más los logros, el esfuerzo, las agallas, el liderazgo, la disciplina y el poder de convocatoria de una joven mujer que ha posicionado el nombre de nuestro país en los escenarios más prestigiosos del mundo. ¡Ella, sí es un ejemplo a imitar!

¿Seguiremos creyendo que la música clásica es de intelectuales snobs? ¿Por qué no indagar y deleitarnos con el legado de Khachaturian?

Después de escuchar su “Concierto para violín y orquesta en Re menor”, majestuosamente ejecutado por Nemanja Radulovic, a quien yo jamás había escuchado; ahora, me alisto para mis labores con su música de fondo. ¡Adiós Bad Bunny! Y es que llegar a esos niveles de virtuosismo no resulta nada fácil.

 

En el caso de los bailarines, que también formaron parte del programa, ni siquiera puedo imaginar los sacrificios que hicieron desde niños: estiramientos, caídas, heridas, dietas y hasta no poder salir a jugar con los amigos, porque tenían que cuidar su cuerpo… O mudarse lejos de la familia, de la tierra que los vio nacer; hablar en otros idiomas… porque la oportunidad, para pertenecer a una célebre compañía, estaba en esa academia o porque pocos llegan a ser profetas, en su propia tierra.

 

Imposible olvidar el magnífico «dark side» –nombre que llevaban los conciertos nocturnos, al aire libre–. donde los ejecutantes se echaban, lo que en México llamamos, «palomazos»; o el show Mambo Jambo, que mezcló música clásica con comedia; o el virtuosismo y buen ritmo de los venezolanos Leo Rondón, Pacho Flores y Alexis Cárdenas; o la extraordinaria Buika. También Gabriela Muñoz, conocida como Chula The Clown, nos llevó por un recorrido fantástico sin pronunciar una sola palabra, acompañada de las notas de Brahms, Stravinsky, Berlioz, entre otros. Todo, emocionaba in crescendo.

 

Entonces, ¿no merecería ser viral, alguien que crea verdadera belleza para el mundo?

Casi tres semanas han transcurrido desde que regresé del idílico evento y sigo viviéndolo en la mente: el lugar paradisiaco, los incomparables artistas, las obras cuidadosamente elegidas…

Empezábamos los días con sol, playa y bebidas, mientras ensayaban los artistas. Mi vecino era un violinista y lo escuchaba practicar, embelesada; reconociendo, en silencio, el acierto del Presidente de Grupo Bal, el señor Alejandro Bailléres, quien patrocinó el Festival.

 

Estoy muy feliz de haber podido estar allí y quiero hacer unas reverencias, aunque sea por escrito:

A la hermana de mi hermana, Alejandra Borja,  quien hizo accesible el que yo pudiera presenciar todo esto que me hizo gozar al máximo y llorar, pero esta vez, de emoción.

 

A Regina Borja que, con simpatía y desenfado, me puso frente al maestro Márquez a quien le platiqué sobre mi cuento «El clarinetista» –que casualmente había publicado tres días antes–, en donde hablo de una de sus obras. Después de leerlo, me dedicó hermosas palabras.

… and last but definitely not least: a mi entrañable amigo de vida, Rubén Mendiola, quien supo ilustrarme antes, durante y después de cada concierto.

Mención aparte, merece el proyecto Armonía Social que iniciará, en la música orquestal, a niños de la península de Yucatán. De hecho, en el concierto de clausura, integraron a algunos para cerrar con el Huapango de Moncayo y el Danzón número 2, de Arturo Márquez. Durante tres días tuve la buena puntería de sentarme atrás de un adolescente alto, delgado y rizado que era músico, su cuerpo vibraba con cada nota y tocaba en el aire instrumentos imaginarios. Ahora, gracias a este proyecto, él tendrá la oportunidad de hacer lo que ama con toda su alma y, seguro, se convertirá en el músico apasionado que ya lleva dentro.

Podría escribir cuartillas y cuartillas detallando todo lo que vi, pero quien no lo haya presenciado, podría aburrirse y dejar de leer. La idea, realmente, es invitarlos a difundir lo bello, lo que vale la pena; a esforzarnos para lograr cosas buenas y, ¿por qué no?, hasta perfectas.

 

Demostrémosle, a niños y jóvenes, que el dinero y el reconocimiento no vienen a nosotros después de tomarnos selfies o de hacer algo ilegal. Los grandes resultados se obtienen con esfuerzo, constancia, honradez, amor, entusiasmo, pero sobre todo pasión. No nos clavemos en lo feo. Difundamos la belleza y tratemos de ser un ejemplo para las nuevas generaciones.

El año entrante… ¡Vayan al Festival PAAX GNP! Les garantizo que lo van a recordar toda su vida.