La pandemia del coronavirus ha generado un cambio disruptivo, abrupto e inesperado para todos, en donde la educación junto con otros sectores de la sociedad se vieron obligados a responder de diferente manera.
Ante la nueva realidad que se está viviendo es necesario reconstruir la educación y las comunidades de los procesos de aprendizaje de los estudiantes, lo que representa un vínculo de la escuela con las familias, con los padres, que es fundamental en estos momentos, expresó Gabriela Croda Borges, directora de la Facultad de Educación de la UPAEP.
“Necesitamos mantenernos en proceso de desarrollo profesional, de actualización, de alcanzar una formación más integral y holística, en donde el centro de atención nuevamente sea la persona, que en nuestro caso son los estudiantes, ayudarlos a desarrollar sus potencialidades desde sus cualidades y situación concreta”, acotó Croda Borges.
Recordó que el pasado 23 de marzo, todas las escuelas de nuestro país tuvieron que cerrar sus puertas por la emergencia sanitaria, en donde más de 37 millones de alumnos vieron suspendidas sus clases en México.
Con respecto a los estudiantes de educación superior se habló de que cerca de 4.5 millones de ellos, dejaron de asistir a las aulas, además de que esta situación de la enfermedad del COVID-19 también impactó a la población infantil en donde prácticamente 5 millones de alumnos ya no asistieron a clases; a nivel de primaria se habló de que fueron alrededor de 14 millones y un número similar a nivel de secundaria, situación que superó a cualquier tendencia pensada con respecto a la educación, indicó Croda.
Señaló que para dar respuesta de manera emergente a esta situación educativa, se procedió a ofrecer educación a través de estrategias de enseñanza remota, como una forma de innovar en los procesos educativos a los estudiantes de los diferentes niveles de formación.
Dijo que tal contexto puso de relieve la enorme diversidad que existe en el país y que va acompañada de un componente muy fuerte que se hizo evidente con esta emergencia sanitaria, que fue la inequidad y desigualdad en el acceso a las posibilidades para dar continuidad a los procesos educativos.
Gabriela Croda apuntó que un primer reto que tuvieron que asumir los profesores tuvo que ver con la incorporación muy rápida de las tecnologías a los procesos educativos en la medida de sus posibilidades, de sus diversas condiciones y complejas realidades, buscar algunos medios que estuvieran a su alcance para dicha función.
Recalcó que de acuerdo a diferentes informes internacionales, se habló de los diferentes esfuerzos que hicieron los gobiernos en Iberoamérica para poder acceder a distintos sistemas y recursos gratuitos que pudieran apoyar a los procesos educativos para innovarlos y transformarlos.
Con base en estos antecedentes y ante la posible reapertura de las escuelas en los siguientes meses y de acuerdo a las disposiciones que tomen las autoridades federales y estatales, “nos pone frente a la necesidad de que el profesor no solo desarrolle estas competencias digitales que en un primer momento fueron la necesidad más apremiante. Ver cómo puede ir incorporando todos esos elementos para transformar mis prácticas educativas y migrar de una modalidad presencial a una modalidad denominada enseñanza remota, porque en realidad no se estaba pasando a una modalidad en línea, sino a una modalidad de enseñanza remota”, asentó la directora de la Facultad de Educación de la UPAEP.
Agregó que este escenario hizo evidente que algunos profesores carecieran de competencias en los diferentes niveles educativos de la mayoría de las instituciones educativas, además de que generó en los estudiantes una serie de situaciones que van desde la falta de competencias para la autorregulación para enfrentar esos procesos, e incluso la falta de competencias digitales paras hacer un uso pedagógico y formativo de los diferentes recursos que jóvenes y niños al día de hoy manejan.
Gabriela Croda indicó que ante la nueva realidad que se está presentando, los profesores deben repensar los modelos pedagógicos para poder adecuarse a la nueva realidad en donde no se tiene claridad de qué rumbo va a tomar y cuál va a ser su derrotero.
Advirtió que ante estos retos que se están presentando en el campo pedagógico de la educación, otros factores que comienzan a ser preocupantes son todas las condiciones socioemocionales de las personas y todas las posibles situaciones relacionadas con la salud mental que en el ámbito educativo como en muchos otros ámbitos estarán incidiendo; por lo tanto, necesitamos que los profesores se mantengan formados y actualizados, o bien, inicien esos procesos en esas vías o caminos de acción.
En su intervención, Manuel Ponce de León Palacios, también catedrático de la Facultad de Educación de la UPAEP, manifestó que un aspecto que más preocupa a los docentes es la motivación de los estudiantes y gran parte de la respuesta a esta inquietud está en la pasión y compromiso que tiene el docente por enseñar, pero también por aprender para enseñar mejor.
Subrayó que el docente comprometido con su vocación, se compromete, aprende y se actualiza, está consciente de los cambios que se presentan. Agregó que en la UPAEP están conscientes de que el conocimiento del docente es especializado, es particular, que es un conocimiento para la enseñanza, una combinación equilibrada entre el contenido disciplinar, las estrategias y modelos pedagógicos.
Por su parte, Rodolfo Cruz Vadillo, académico de la Facultad de Educación de la UPAEP, reiteró que durante este tránsito de la pandemia del coronavirus, podemos ver un México diverso y que desde antes de la pandemia, ya se hablaba de los problemas de desigualdad.
Enfatizó que de acuerdo a datos del CONEVAL, en el 2019, 1.5 millones de niños y adolescentes se encontraban fuera de la educación básica antes de la pandemia, más de 2.8 millones de estudiantes de 3 a 17 años se encontraban con rezago educativo, es decir, antes de la pandemia ya teníamos un problema serio y el cual se acrecienta porque más de 19.5 millones de mexicanos están en situación de pobreza; y, más de 3.9 millones en condiciones de pobreza extrema.
Cruz Vadillo declaró que los profesores tienen enormes retos en este regreso a la nueva normalidad, desde el que estén conscientes que cada joven y cada niño vendrán de escenarios muy diferentes y contrastantes, que va desde lo económico, social y tecnológico, es decir, algunos tendrán condiciones mínimas para aprender, además de que encontrarán estudiantes que tuvieron que sortear diferentes situaciones que impactaron su aspecto emocional y personal.
Agregó que todos estos factores van a influir en su aprendizaje, porque nosotros como profesores vamos a querer que aprendan, que vayan al corriente con sus clases, trabajos, pero es ahí en donde los profesores tenemos que pensar de manera reflexiva cómo podemos ayudar y orientar a los alumnos en su formación educativa, porque cada estudiante llegará con sus realidades que le están tocando vivir con sus familias y sus entornos.
Dijo que ahora más que nunca, los profesores deberán estar mejor preparados en la formación afectiva para sensibilizarse y ver de qué manera puede ayudar y orientar a los estudiantes desde el punto de vista afectivo, para que el alumno no se sienta frustrado porque quizá en ese momento no pueda llevar de manera adecuada los procesos de aprendizaje que el profesor espera, porque quizá su entorno social no se lo permitió.