Tres escenarios

 

José Antonio López Sosa

 

¿Cuáles son los escenarios que se vislumbran para la sucesión del 2024?, evidentemente me refiero a los internos dentro de MORENA, el partido en el poder.

Antes que redactar sobre esos tres posibles escenarios de coyuntura, debemos destacar que el presidente López Obrador lleva el guión muy bien interpretado, del viejo PRI de los años setenta, la época dorada del régimen priísta, donde el presidente intervenía sin intervenir (así de ridículo como puede leerse textualmente), en la decisión del sucesor, hablando de la candidatura del partido oficial.

Entonces el jefe del ejecutivo coqueteaba con unos cuantos, pedía aplausos para uno, tomaba café en privado con otro, mandaba mensajes confusos entre sus propios colaboradores y con señales públicas que iban en uno u otro sentido. Este guión más de una vez confundió incluso a los contendientes y generó severos berrinches como fueron los casos de Porfirio Muñoz Ledo, Fernando Gutiérrez Barrios, Manuel Camacho Solís, entre otros ilustres políticos del pasado que hoy incluso, se convirtieron en referencia para uno que otro académico.

Hoy al presidente se le muestran tres escenarios posibles: Adán Augusto López, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard. Con los tres el presidente coquetea, a los tres les pide aplausos en distintos momentos, a cada uno le hace pucheros de vez en cuando en público y mantiene una aparente lejanía del proceso mientras al mismo tiempo, será su dedo –como solía ser en los setenta– quien decidirá al candidato, aún cuando se disfrace la decisión con encuestas, consultas o cualquiera otro mecanismo de participación poco claro.

Son tres escenarios, que no serán ni únicos ni decisivos, es lo que se observa hasta hoy. Sí, falta tiempo pero no debemos olvidar que vivimos en un sistema político electorero, es decir, que gira entorno a las elecciones y no a los mandatos constitucionales.

Mientras tanto, en la acera del frente, la oposición desarticulada con personajes que no logran generar un contrapeso real, con una actitud reaccionaria entre al gobierno en turno y sin un liderazgo claro que pueda competir en 2024. Urge una oposición sólida, responsable y real que pueda generar contrapesos, lamentablemente hasta el día de hoy, no la tenemos, y el tiempo pasa rápido.