La violencia contra las mujeres en nuestro país sigue imparable, las cifras son alarmantes y las mujeres cada día se sienten más inseguras de vivir prácticamente en cualquier Estado de nuestro país.
Y es que, como cada tres meses, el Inegi dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), correspondientes en esta ocasión al mes de marzo de 2022.
Este informe presenta resultados mixtos. La percepción de inseguridad en el conjunto de los 75 núcleos urbanos donde se levanta la encuesta aumentó con respecto al trimestre previo: el porcentaje de personas que afirmaron sentirse inseguras en su ciudad pasó de 65.8% a 66.2% entre diciembre y marzo. El cambio es muy leve, pero la tendencia no es alentadora. Se trata del segundo trimestre consecutivo de incremento, algo que no sucedía desde 2019.
En algunas ciudades, el incremento fue más drástico. Tenemos los casos como el de Colima, por ejemplo, la percepción de inseguridad pasó de 66.5% a 85.7% entre diciembre y marzo. En Santa Catarina, Nuevo León, el aumento fue de 29 puntos porcentuales. Y en Querétaro, se registró un brinco de 9 puntos porcentuales. En cambio, algunas ciudades registraron caídas notables: en Chimalhuacán, Estado de México, la percepción de inseguridad disminuyó 11 puntos porcentuales. En Chetumal, Quintana Roo, la caída fue de 12 puntos porcentuales (Nota: los datos locales deben tomarse con cautela, ya que el reducido tamaño de la muestra en cada una de las ciudades puede ampliar el margen de error).
La ENSU da cuenta de un país donde el miedo al delito está distribuido de manera altamente desigual. En Fresnillo, Zacatecas, casi la totalidad de la población (97.1%) se siente insegura. San Pedro Garza García, Nuevo León, está en el otro extremo: allí solo uno de cada 9 habitantes (11.7%) declara sentirse inseguro en su ciudad.
En lo que respecta a nuestra capital del Estado, la ciudad de Puebla, hubo un descenso, afortunadamente, pues pasamos del 81.9 al 75.8, lo que representa una disminución nada despreciable del 7.5 por ciento.
Pero la geografía no es la única fuente de desigualdad. Las mujeres viven con mucho mayor temor que los hombres, y no está para más. En términos de la percepción general de inseguridad, la brecha es de casi 11 puntos porcentuales entre sexos.
La diferencia es más marcada al hacer la pregunta sobre la percepción de seguridad en espacios públicos específicos. En parques o centros recreativos, 59% de los hombres se sienten seguros; para las mujeres, el porcentaje correspondiente es 45%. En las calles que habitualmente usan, 47% de los hombres afirman sentirse seguros, mientras que solo 37% de las mujeres responden en el mismo sentido. En un banco, la brecha de género es de 13 puntos porcentuales. En un mercado, 12 puntos porcentuales.
El miedo restringe mucho más la vida de las mujeres que la de los hombres. Entre la población masculina urbana, una cuarta parte dejó de visitar a parientes o amigos por temor al delito. Entre las mujeres, la proporción es de una de cada tres. La mitad de las mujeres dejó de caminar de noche en los alrededores de su vivienda, mientras que, entre los hombres, la proporción fue de 40%. Seis de cada 10 mujeres dejaron de llevar cosas de valor al caminar en la calle, contra 50% en el caso de los hombres.
Otro dato que llama la atención, es el que indica que las mujeres expresan mucho menos confianza en las autoridades que los hombres. Entre la población masculina, 50.8% manifiesta tener mucha confianza en la Marina y 44% afirma lo mismo para el caso del Ejército. Los porcentajes correspondientes para las mujeres son 39.6% y 33%, respectivamente. Lo que respecta a la Guardia Nacional, la brecha de confianza es de seis puntos porcentuales. La distancia es menor para las policías estatales y municipales debido a que muy pocos hombres o mujeres (menos de 8% en todos los casos) manifiestan tener mucha confianza en esas corporaciones.
El miedo y la desconfianza tienen rostro femenino. Si las autoridades quieren mejorar la percepción de inseguridad, bien harían en atender las causas que llevan a las mujeres a sentirse mucho más vulnerables que los hombres.