Victor de Regil
En las últimas semanas, parte de la discusión pública en la ciudad de Puebla tiene referencia a la posible implementación de los parquímetros en la zona del centro histórico. Y es que, sin regatear los beneficios que podría traer la instalación de estos aparatos, la medida es sin duda muy difícil de tomar, porque incide directamente en lo que más nos duele a todos los ciudadanos: nuestros bolsillos. Una cosa es muy segura, se trata de un tema que debe analizarse a profundidad, pero lejos de las posiciones radicales o ignorantes y sopesar, efectivamente, sus pros, tanto como sus contras.
El principal argumento de quienes se oponen es el económico. Aducen quienes están en contra de estas medidas, que se trata “solamente de una medida recaudatoria”.
Incluso acusan al Ayuntamiento de Puebla capital de buscar compensar los recursos que perdió con el rechazo del Derecho de Alumbrado Público (DAP), por el Congreso del Estado.
Efectivamente los parquímetros traerán recursos a las arcas municipales. Pero no es solamente ése el objetivo. En términos de recaudación hay otras medidas más efectivas y directas. Si es que fuera el caso
Por su parte, quienes están a favor de su implementación, que no es nueva, pues han existido en otros tiempos en la capital y hay actualmente en otras ciudades del estado, tienen una lista de argumentos.
Algunos son muy atendibles como lo es el ordenamiento de los sitios para estacionarse, que son escasos y muy disputados. Otro argumento es la anulación de las mafias que los controlan. Principalmente de grupos de franeleros que abusan de los usuarios y se apropian, literalmente, de las calles.
Algunos que cobran hasta 50 pesos por un lugar de estacionamiento en la vía pública. Pero no solamente son los franeleros, sino también locatarios y comerciantes ambulantes que apartan lugares. Que se convierten en propietarios de las calles.
Las principales 50 ciudades del mundo tienen parquímetros. Ciudades como lo son Londres, París, Roma, Berlín, Madrid y Dublín, por ejemplo, en Europa. De igual forma, ciudades como Sao Paulo, Buenos Aires, Ciudad de México y Nueva York, por citar algunas ciudades en el continente americano.
Su instalación obedeció, en casi todos esos casos, de acuerdo con los antecedentes históricos, en la necesidad y urgencia de poner orden en sus calles. De estructurar los espacios públicos de los automovilistas.
Los parques vehiculares de esas 50 principales ciudades del mundo son enormes. Además, crecen cada año. Cada día, prácticamente. Poner orden urbano se convirtió en una necesidad imperiosa, lo es ya para la ciudad de Puebla.
Y es que, el abundante tránsito en la ciudad de Puebla se ha convertido ya en un problema grave que no se ha podido solucionar en las pasadas administraciones, siempre ha habido resistencias a este proyecto.
Por cierto, en el estado hay en San Pedro Cholula y Zacatlán.
En el Centro capitalino los grupos de franeleros se apropian de las calles. Los comerciantes establecidos apartan con cubetas y otros objetos los sitios frente a sus negocios lo que afecta tanto a los automovilistas que buscan donde dejare.
La única opción es pagarles o gastar en un estacionamiento establecido. Los precios son descomunales, casi siempre en ambos casos.
Esa regulación es otro pendiente. Pero sí, efectivamente, en todos los casos pega al bolsillo.
De ahí que sea una buena noticia la consulta, entre comerciantes y habitantes del Centro, que realizará el Ayuntamiento.
También, se hará un programa piloto. Lo cierto es que, en este tema, y en otros, no hay que caer en los extremos. Hay pros y contras. Argumentos a favor y en contra. Hay que escuchar y decidir que es lo que más le conviene a nuestra ciudad.