Los dos bandos

 

Las cosas comienzan a tomar rumbo, pues si los principales partidos opositores al actual régimen, PRI, PAN y PRD, buscan presentarse con posibilidades, ya ni siquiera de triunfo, sino apenas competitivas, su única opción es una alianza que postule a un único candidato, tanto a la Presidencia de la República, como a la gubernatura, en 2024. De otra forma, parece, no podrán competir.

Y es que, con el patético lema de “o nos unimos, o nos hundimos”, los dirigentes nacionales de los tres institutos pactaron ya en los últimos días ir en alianza en 2024. Aunque también se espera que, llegado el momento, Movimiento Ciudadano también se sume a este bloque opositor para competir en 2024.

Para muchos, lo más previsible es que también juntos se hundan. Al menos en lo que respecta a la Presidencia.

Y es que para nadie es un secreto que MORENA, el partido oficialista, en todas las mediciones y en los escenarios hipotéticos, se ve triunfador en el relevo de la titularidad del Poder Ejecutivo, sea quien sea su candidato o candidata.

No descubren el hilo negro, ni despliegan una estrategia novedosa, los dirigentes de los tres partidos, con su planteamiento.

Para algunos resultó relevante el anuncio que hicieron durante una reunión con integrantes de la asociación Futuro 21. Dijeron que, rumbo a la elección presidencial del 2024, construirán un frente amplio, de la mano de la sociedad civil.

Algo ya tan repetitivo y tan reiterado por Alejandro Moreno (PRI), Marko Cortés (PAN) y Jesús Zambrano (PRD).

La realidad matemática de los tres partidos juntos además los obliga a ir en alianza, porque de otra manera incluso estarían en riesgo de no alcanzar ni siquiera migajas del pastel del Congreso de la Unión, que también se renovará en 2024, así como las alcaldías y las gubernaturas que estarían en juego.

En el caso de Puebla las cosas son similares, aunque con la posibilidad de obtener resultados diferentes. En la entidad PRI, PAN y PRD juntos pueden ser más competitivos de lo que, desde ahora, se ven a nivel nacional, al menos eso nos dice las elecciones locales desarrolladas el año pasado.

Siguiendo con el caso Puebla, Movimiento Ciudadano no tiene presencia alguna, aunque sus 3 o 4 puntos porcentuales pueden ser muy valiosos en el escenario de una elección competida, esos puntos pueden significar la diferencia.

Recordemos que recientemente, la presidenta del PAN estatal, Augusta Díaz de Rivera, reconoció que su voto duro es de 500 mil sufragios, los cuales se concentran especialmente en la zona conurbada y la capital y que también para aspirar a ganar la gubernatura deben conseguir más de un millón de votos, siendo un millón doscientos mil votos los que asegurarían el triunfo en la que será la “madre” de todas las elecciones.

Ahí es donde sirve la alianza, principalmente los priístas, que tendrán el psio en la misma zona en unos 300 mil votos.

Sin embargo, también hay que reconocer -lo hizo la panista- que solamente en el PAN hay candidatos competitivos. O al menos uno muy claro que es el actual presidente municipal Eduardo Rivera.

Luego entonces, la lógica se cierra de esta manera: PRI, PAN y PRD solamente pueden aspirar al triunfo en Puebla, si van juntos.

Y juntos, su única posibilidad, es que el candidato sea un panista. O traducido a sus palabras: O se unen (con un panista como abanderado) o se hunden.