Gabriel Sánchez Andraca
Iniciamos hoy nuestras labores del 2022, esperando que a todos nuestros lectores les vaya bien este año, que tengan sobre todo salud y bienestar y que logren superar los problemas que se presenten con éxito.
En el terreno político, para que a México le vaya bien, se requiere que a los tres partidos más importantes del país les vaya bien: Morena, PRI y PAN, a los otros también, pero esos ya tienen su camino trazado: buscarán un partido grande al que servir como aliado y ya estuvo. El PRD es de esos.
Son partidos dependientes, excepción del partido Movimiento Ciudadano que en las últimas elecciones se fue solo y tuvo importantes aunque pocos triunfos.
MORENA, ES EL PARTIDO PODEROSO DE HOY. Es el partido mayoritario, que controla ya la presidencia de la república y el Poder Legislativo, pero no por eso es un partido furte y bien organizado.
Es la corriente ideológica que prevalece en el medio político local y nacional, de combate a la corrupción, del exterminio de la aberrante desigualdad social que ha prevalecido en el país desde la época colonial y la que se propone acabar también con la impunidad y los privilegios, pero que a pesar de todo eso, carece de unidad interna bien cimentada, de una estructura partidista que le permita tener una buena organización y unidad y disciplina interna.
Tiene un líder nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador, que sencillamente es el que aunque no quiera o no deba ser, lleva sobre sus hombros todo el peso de la responsabilidad del cambio que el país necesita. Hay veces que su partido parece más un estorbo que una verdadera ayuda.
Esto puede cambiar si hay buena voluntad de los dirigentes nacionales y estatales del partido. Ojalá y lo entiendan y hagan un esfuerzo para que Morena llegue a ser en poco tiempo, el partido mayoritario que el país requiere con ungencia.
LOS DOS PARTIDOS HISTORICOS DE ESTE PAIS, el partido liberal, hoy convertido en Partido Revolucionario Institucional y el partido conservador, hoy Partido Acción nacional, necesitan refundarse sin abdicar de sus principios, pero con diferente organización, con un distinto enfoque de sus políticas, económicas y sociales y con una militancia interesada en su propia formación política, que permita el surgimiento de líderes capaces, sensibles a los reclamos sociales y a la solución de los problemas de nuestro tiempo: ya no más un presidente totalitario y absoluto, dueño del país, actuando como presidente imperial; ya no presidentes panistas que fuera del poder critiquen todo lo que hacen sus adversarios y ya en el poder, traten de imitarlos, mal, muy mal, en todo lo que hacían.
El país requiere partidos políticos realistas. Que asuman la nueva realidad que se vive en México y en el mundo, partidos modernos, bien organizados, con escuelas de cuadros para capacitar a su gente en todos y cada uno de los estados de la república, partidos que estén formados por políticos profesionales y bien entrenados.
Deben ser políticos que dejen atrás, como cosa de un vergonzoso pasados, muestra de la incapacidad y mediocridad en la que se han desenvuelto