José Antonio López Sosa
La agencia de noticias del estado mexicano, NOTIMEX, ha sido una de las instituciones que, como daño colateral de la cuarta transformación, han sido desmanteladas y desde hace ya varios meses, está al borde de la extinción.
Digo daño colateral porque no veo un objetivo del propio presidente López Obrador por destruir la agencia, sin embargo, en su afán por sostener como directora a la periodista Sanjuana Martínez, es la consecuencia inmediata.
Sanjuana se ha dedicado a destruir NOTIMEX desde su llegada, bajo el argumento de sanear del sindicalismo corrupto ha cometido todo tipo de abusos al grado de llevar a la huelga a la agencia.
Se le ha comprobado como orquestó campañas electrónicas contra distintos personajes, cómo usó el tiempo de directora en perseguir a otros comunicadores y mantiene una obsesión contra el sindicato y sus líderes.
Sanjuana está envuelta en la soberbia de un puesto burocrático, ha caído en la antítesis de todo periodista: obtener poder político y abusar de él para fines personales.
Se siente más que arropada por el presidente, sabe que no hay poder más allá de la venia de López Obrador que pueda quitarla de la dirección de NOTIMEX, así esta deje de existir.
Ahora bien, ¿qué beneficio al país o al periodismo tiene ese empecinado y obsesivo objetivo?, ninguno, se trata de una situación de soberbia solamente, donde la proyección personal se busca incluso a costa de defender lo indefendible.
En lugar de consolidar una agencia para llevarla a los niveles de la BBC, de EFE, de Xinhua, en México se mantienen el objetivo diario de la directora de nuestra agencia de noticias, de destruirla si no se han las cosas como ella piensa y cree que deben hacerse, vaya, tener una agencia al estilo chavista que sirva como herramienta de propaganda estaliniana para el régimen.
¿Tendrá salvación NOTIMEX?, a como van las cosas, no. NOTIMEX se esfumará, igual que Sanjuana Martínez en 2024.