Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Compartir la filosofía de grandes escritoras, es nuestro privilegio.
Tenemos acceso a su pensar. Y podemos, como siempre, compartirlos.
De Teresa Gil, en Quadratín:
“El presidente de la república arribó a 68 años ayer 13 de noviembre del año en curso y la cifra rememora muchos recuerdos en los mexicanos.
En esta ocasión el número es de alegría para una familia, para amigos cercanos y para ciudadanos que creen en la magia de los cumpleaños como un renacer a la vida.
Hay en esta fecha, el punto crucial de los tres años en el poder que se cumplen el primero de diciembre y un caminar en medios espinosos en busca de un cambio.
Nada ha sido fácil.
Los obstáculos reales ha venido de la oposición y el mecanismo ha sido a veces simple: la propia utilización de los recursos legales, ante un Poder Judicial que ha actuado a modo.
Las zancadillas han sido constantes, como si un hado oscuro convocara en forma permanente a personajes que lideran el odio”.
De doña Gaby Vargas de “El Universal” y de doña Rosa María Campos, de “Candelero”.
Vayamos con el de Gaby y enseguida el de Rosa María.
Cuando le preguntaron al maestro Zen Po-Chang cómo lograr la cara de satisfacción que el Buda tiene, respondió: “Muy sencillo: es como ir arriba de un buey en busca de un buey”.
La respuesta en primera instancia nos parece absurda, tan absurda como pensar en que el sol pida luz, el océano busque agua o que el viento pida aire fresco. Parecería una broma de la creación, sin embargo, en nuestro día a día es una realidad que soslayamos.
Desde la antigüedad, el ser humano ha buscado la felicidad como busca unos lentes que trae sobre la nariz.
Grandes maestros como Buda, Jesús o Krishna –quien en el hinduismo es la encarnación del gozo y del amor–, comenzaron su búsqueda del amor, la felicidad y Dios como cualquier mortal y cuando se les reveló la verdad seguramente rieron a carcajadas.
Comprendieron que aquello que buscaban por el mundo siempre estuvo dentro de ellos. Es decir: somos lo que buscamos.
Si caváramos más profundo en las diferentes corrientes religiosas que han existido a lo largo de la historia de la humanidad, si fuéramos más allá de las creencias, los temores, las culpas y los dogmas que cada tradición espiritual contiene, veríamos que en el fondo todas se tocan y coinciden.
En el corazón de ellas lo que vive es la totalidad del amor, la perfección, la riqueza infinita del espíritu y del gozo; a lo cual cada una, a su modo, ha nombrado Dios.
Pero estamos ciegos a darnos cuenta de que, como gotas del océano, todos y cada uno formamos parte de Él y es lo que somos.
De comprender bien esta broma cósmica, veríamos que nos reta a soltar los miedos, las dudas y todo aquello que contamina la mente. Nos percataríamos de que por todos lados nos lo grita, nos sacude para que nos demos cuenta, o bien, nos seduce para abrir los ojos y despertar y ver que, en efecto, somos lo que buscamos.
Sin embargo, perseguimos dicha felicidad plena en el exterior, en el otro, en las posesiones o en el poder, pero vivimos dormidos. La realidad es que no somos un cuerpo, tampoco somos una mente temerosa que no para un segundo de pensar.
¿Te imaginas querido lector, lectora, lo que pasaría si nos diéramos cuenta de que el amor, la paz y la felicidad siempre han estado y estarán dentro de nosotros?
¡Daríamos de brincos! Como si un día nos anunciaran que tenemos sin utilizar una cuenta de banco de muchas cifras.
Es decir, somos felices cien por ciento del tiempo; el problema es que no nos damos cuenta. Las nubes en la mente opacan nuestra felicidad.
Sin embargo, en la felicidad hay tres niveles: placer, satisfacción y gozo.
- El placer es la felicidad del cuerpo.
El placer es individual y no existe por sí mismo. Siempre tiene que haber algo que lo encienda: un aroma, el contacto con los cuerpos, el sabor del café, el canto del pájaro o la contemplación de la belleza. Es fugaz y huidizo; tan rápido como llega se va.
- La satisfacción es la felicidad del mundo.
Siempre requiere de una razón, de un “por qué”. Te sientes satisfecho cuando terminas una tarea, cuando tu hijo gana en el futbol o cuando sales de una crisis.
- El gozo es del espíritu.
Esta es la verdadera felicidad, eterna, constante y atemporal. Proviene del interior y no requiere de nada, más que de respirar el momento, de detener el tiempo con la conciencia, de estar presentes en esos instantes en los que experimentamos aquello que nos produce placer o satisfacción y agradecimiento. En ese momento el gozo surge e impregna todas nuestras células.
¡Cuánta razón tenía el maestro Zen Po-Chang!:
El gesto del Buda proviene de reconocer el buey arriba del buey.
El gozo es del espíritu. Esta es la verdadera felicidad. Proviene del interior y no requiere de nada, más que de respirar el momento.
Y En busca de la verdad de Rosa María Campos:
Sri Radahakrisna define así al Buda, “un hombre, no un mito, que nació, vivió y concluyó su vida a los ochenta años, como un ser un humano.
Pertenece a la historia del pensamiento del mundo, a la herencia general de todos los hombres civilizados, pues visto con integridad intelectual, seriedad moral e intuición espiritual.
Él es, indudablemente, una de las máximas figuras de la historia”.
Hace años oí los siguientes comentarios: “Soy católico, pero simpatizo con el budismo y aplico su filosofía en mi vida cotidiana”. “Soy judío y budista”.
No entendí; ¿practicantes de tal o cuál religión, y también budistas?
Con el tiempo, ya sumergida en la vorágine de estos tiempos violentos, que nos han convertido en seres carentes de compasión, indiferentes al dolor ajeno, tuve la oportunidad de viajar al norte de Tailandia y estudiar Budismo, en el Monasterio What Umong, donde un laico tiene la libertad de asumirse como monje o monja o simplemente ser un estudiante presencial al que se le permite comprobar si esta antiquísima.
Pero a la vez moderna y científica filosofía, nos mejora como seres humanos, funcionar como un psicoanálisis sin psicoanalista, que además nos ahorra tiempo y dinero, pero no esfuerzos.
Jawaharlal Nerhu, quién fuera Primer Ministro de la India y seguidor de Mahatma Gandhi, expresó pocas horas antes de morir:
“Si un sabio merece llamarse «Príncipe de la Paz» es Buda. La Humanidad tiene que decidirse, en última instancia, por su mensaje o por la bomba de hidrógeno.
El Budismo, jamás manchado con sangre, ni rival, ni enemigo de cualquier otro sistema religioso es remedio y bálsamo para esta era moderna, donde se hace evidente la destrucción del mundo entero”.
Termino con algunos hermosos pensamientos dichos o inspirados por Buda:
“El sabio no conoce el odio”.
“No esperes todo de los dioses sino de tu propia purificación y meditación”.
“La moralidad y la ética que se practican por miedo, constituyen un aspecto religioso muy elemental”.
“Cuidad de vuestros labios, como si fuesen las puertas del palacio de un rey. Que todas vuestras palabras sean armónicas, mesuradas, verídicas, hermosas y corteses, cual cumple a la presencia del rey: vuestro propio espíritu superior o divino”.
“El que está libre de deseos, no conoce pesar, ni temor”.
“Si un hombre venciere en batalla a un millar de millares de hombres, y otro se venciere a sí mismo, es este último el más grande de los vencedores”.
“Reemplazad la fe ciega con la sublime comprensión, que abre los ojos del espíritu”.
Nuestro reconocimiento a las periodistas, poetas y escritoras. Que nos abren los ojos.
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