PULSO POLITICO. Anuncian «refundación del PRD»

Gabriel Sánchez Andraca

 

POR FIN, cuando pensábamos que el Partido de la Revolución Democrática, iba derechito a la tumba política que ya estaba preparada para recibirlo, hubo una reacción: Hubo gritos: “respira, respira”, se escuchó en la sede perredista y todos corrieron para prestarle auxilio. Bueno, todos los que han quedado en ese partido, que no son muchos, pues la mayor parte de los que fueron sus militantes, se volcaron a Morena, el partido que de hecho lo sustituyó como el principal partido de izquierda progresista. Y ese nuevo partido, arrolló en las elecciones del 2018.

El PRD QUEDO HECHO TRIZAS: CUANDO EL GRAN dictador de la Unión Soviética, José Stalín agonizaba en Moscú  y se esperaba su fin de un momento a otro, el diario mexicano Excelsior publicó a ocho columnas un cabezal de antología: “Ha perdido el habla, no puede moverse y el corazón le falla”. Sin que se diera el nombre, ya todo mundo sabía de quien se trataba. Bueno, pues después de las elecciones del 2018, así quedó el PRD.

Y en ese estado agónico ha permanecido hasta la fecha. Alguien descubrió que respiraba y se decidió auxiliarlo para ver si es posible revivirlo.

Sinceramente no lo creemos. La dirigencia o quienes toman las decisiones en ese partido, empezaron mal: anuncian que en primer lugar van a cambiar el nombre y el logotipo del partido y luego, en mesas de trabajo, que se van a iniciar en estos días, los dirigentes y militantes tomarán acuerdos, surgidos de los debates que se llevarán a cabo, para transformar al PRD en una nueva fuerza socialdemócrata.

Este lunes se llevará a cabo un encuentro importante, donde señalarán una serie de compromisos en torno al nuevo relanzamiento y transformación. Se firmarán los compromisos por la Unidad y la Transformación Democrática del PRD.

EL PROBLEMA DEL PRD, NO ES EL NOMBRE NI EL LOGOTIPO, desprestigiados ya ante la ciudadanía en general y ante muchos de los que fueron sus militantes en particular.

Nombre y logotipo, no tienen la culpa de ese desprestigio, sino quienes han dirigido al partido y no lograron la unidad interna, menos la democracia interna y se aliaron con el partido que siempre ha representado a la derecha más de recalcitrante de este  país.

Cambiar logotipo y nombre y mantener a líderes corruptos, a dirigentes inexpertos, sin oficio político y sin sensibilidad social, que llevan al poder a tipos como el recién salido gobernador de Michoacán o como el fallecido exgobernador de Puebla, a quien apoyaron en todo, pese a que él no tuvo ni siquiera a un colaborador medianamente importante en su gobierno, con militancia perredista, no conduce a nada.

Los mexicanos saben perfectamente distinguir entre lo importante y lo superfluo en un gobierno o en un partido. Pensar que cambiar nombre y logotipo va a ganarse la confianza de los ciudadanos, porque van a creer que con eso se cambian las actitudes de los dirigentes y militantes, es hasta inocente.

Si la iglesia católica, la institución político-religiosa más importante del mundo occidental, tiene el mismo nombre y los mismos símbolos desde hace dos mil años, en los que ha tenido altas y bajas, etapas de gran corrupción y otras de gran misticismo, si esa iglesia, decimos, se hubiera cambiado el nombre cuando se reveló Lutero para conformar el protestantismo, a la mejor ya no existiría. El protestantismo en cambio, tiene tantos nombres como los grupos que se han formado hasta llegar a generalizar a todos como iglesias cristianas.

LA Iglesia Católica, que como muchos dicen, por su antigüedad que le da experiencia enorme, es sabia, se sigue llamando Iglesia Católica Apostólica y Romana y sus símbolos siguen siendo los mismos y los fieles así la aceptan con sus errores y virtudes.

Los perredistas pues, deben empezar no por cambiar nombre y logotipo, sino por cambiar de mentalidad ellos mismos, dirigentes y militantes. Deben pensar más en el bien de México y no en el bien de las personas o grupos o tribus que conforman el partido. Lo primero que deben lograr, es la unidad interna.

EL PRD, NACIDO EN 1989, A CONSECUENCIA DE UN desprendimiento del PRI, inconforme con la política económica neoliberal, adoptada por el gobierno priista de Carlos Salinas de Gortari y su grupo, que mandaron al diablo la política social-nacionalista de los gobiernos surgidos de la Revolución Mexicana, pudo ser partido porque el Partido Mexicano Socialista le cedió su registro, pues el grupo priísta encabezado por Cuauthémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y personajes de la izquierda como Heberto Castillo, Gilberto Rincón Gallardo, Amalia García, necesitaban el registro que no iban a lograr por la vía legal. El PMS, ya lo tenía y lo único que tuvo que hacerse, es cambio de nombre para darlo de alta como Partido de la Revolución Democrática.

No se trataba de unas siglas y un logotipo desprestigiados, se trataba de un nuevo partido conformado por hombres y mujeres provenientes de otras organizaciones para dar vida a un partido nuevo