José Antonio López Sosa
La Comisión Federal de Electricidad comenzó a quedar en ruinas antes de la primera reforma energética promovida en el gobierno de Enrique Peña Nieto, se comenzó paulatinamente a desmantelar su capacidad de producción, se dejó de invertir en plantas de generación y de modernizar las existentes, su sindicato –el SUTERM– respondió por décadas a los deseos de Leonardo Rodríguez Alcaine quien hasta sus últimos días lo lideró a la par de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), el brazo sindical del viejo régimen y del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
A sus trabajadores se les recortaron las prestaciones, les mermaron sus salarios y cada vez, resultó más complicado el futuro de la «empresa de clase mundial» que se presumía en el pasado.
En el año 2009, se le atribuyeron las responsabilidades de Luz y Fuerza del Centro al extinguirla, pero se les quitó con mucha habilidad y presión gubernamental la obligatoriedad de ser patrón sustituto de más de 40 mil trabajadores.
La llegada de Manuel Bartlett a la dirección en la presente administración, supuso el pago de factura que López Obrador tenía con este político que ha pasado por toda la cloaca del sistema: las sospechas en el caso de Manuel Buendía, la caída del sistema en 1988, las múltiples propiedades que inexplicablemente tiene además de una investigación que la DEA tuvo en su contra, frente a todo eso, la voluntad del presidente López Obrador se impone a todo y ahí está, ahora a punto de empoderar a tal grado este organismo público descentralizado con la reforma que proponen, pero sin el músculo que debiera tener para afrontar todas las responsabilidades que se le atribuirán y, más importante, sin la calidad ética y moral de su director para llevar esto al frente.
El problema no es solo la reforma, el problema de fondo es el estado de la CFE y la condición de su director, ante la férrea necesidad del presidente en turno por mantenerlo ahí, todopoderoso y sin cuestionamiento alguno.
Me ha sorprendido leer a ex dirigentes del Sindicato Mexicano de Elecricistas (SME), principales afectados por la extinción de 2009, apoyar tanto a la reforma como a Manuel Bartlett. El hoy director de la CFE en su condición de senador, allá por los años 2010, prometió hacer todo lo posible por arreglar el problema laboral de la extinta Luz y Fuerza del Centro. Llegó a dirigir la CFE desde hace tres años y no ha hecho absolutamente nada de lo que prometió, por citar uno de muchos casos de promesas falsas de este individuo.
CFE marcha de la ruina al autoengaño, así como su director ha transcurrido en la última década.