Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Sobre un enamorado nos escribe doña Rosa Chávez Cárdenas, a quien admiramos por su verticalidad, y respetamos en sus conceptos.
“Estimado Sr. Buho «Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
Es esta la exhortación a los esposos creyentes para que busquen superar toda forma de individualismo y de miedo a comprometerse de por vida.
Pero cuándo ha venido Dios a unir a una pareja.
Esas ideas absurdas de la iglesia de permanecer con la pareja después de que se dan cuenta que tuvieron una mala elección y que más que servir perjudica a los hijos.
La iglesia, el Vaticano debería poner la muestra y permitir que se casen sus servidores o sea sus sacerdotes porque, que desmadre han hecho. Perjudican a los niños, es criminal, además que no loscastiguen y se vuelvan cómplices Eso si me enca….La Lechuza” .
Añadimos lo que con ánimo alegre la poeta Rusia Macgregor, nos escribe sobre el Creador y la lluvia:
El cielo se está nublando. Parece que va a llover, ay Mamá me estoy mojando. Te acuerdas de esta canción?
Aquí ayer al atardecer, nos cayó el cordonazo de San Francisco con ganas y un montón de truenos. Cayó agua, que conste. Besos”.
A mis amigo, a quienes nos recuerdan con afecto, sin rencor, y nos mencionan en sus textos, les platico una anécdota ocurrida durante un cena con Bety.
Al final, en los postres, un famoso actor de teatro entretenía a los asistentes, sus amigos, y declamaba textos de Shakespeare.
Después de un rato se ofreció a que le pidieran alguna pieza corta.
Nuestro amigo sacerdote le preguntó si sabía el Salmo 23.
El actor respondió de inmediato: si Padre, lo conozco y estoy dispuesto a recitarlo con una condición; que después lo recite usted.
El religioso se sintió un poco incomodo, pero accedió a la petición.
El profesional hizo una bellísima interpretación con una dicción perfecta.
Al final todos aplaudieron vivamente.
Y llegó el turno al cura, que se levantó muy despacio. Y tras un momento de silencio cerró los ojos y recitó lentamente las mismas palabras que momentos antes escucharamos.
Esta vez, cuando terminó el sacerdote, no hubo aplausos.
Sólo un profundo silencio llenó el salón, mientras algunas lágrimas comenzaban brotar.
El poeta se mantuvo en silencio unos instantes. Se levantó y expresó:
“Espero se hayan dado cuenta de lo que ha sucedido aquí esta noche:
Yo conocía el Salmo, pero el señor sacerdote conoce al Pastor”.
No olvidamos tambien cuando alguien, subrayo:
Cuando oren, digan en su reconocimiento:
“Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino,danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo aquel que nos ofende.
Pidámosle siempre que no nos deje caer en tentación.
La escritora Rusia Macgregor también nos invita a leer “Flor de Oro” uno de las poesías de su progenitor Carlos MacGregor.
Con este poema representó a México en el año de 1943, en un concurso de la NBC de Nueva York y obtiene el Título de “Poeta de las Américas” y el Primer Lugar para México.
Cuando de Ti enamorado,
Señor, el amor me diste,
comprendí que amor existe
no solo en el ser amado,
sino que amor nos es dado
en todo lo que sentimos
si es que el amor compartimos,
porque el amor es la flama
que nos incendia y nos ama
en el amor que vivimos.
Enamorado de Ti
con este amor sin materia,
en tu amor hallé la arteria
por donde a tu amor latí;
y, Señor, por eso fui
lleno de amor a buscarte;
que mi amor al encontrarte
encontró lo que quería:
hallar en Ti la alegría
del amor con sólo amarte.
En respuesta cuando comienzan a brotar las flores y como si fuera pronóstico para comenzar un mejor ciclo podemos meditar las palabras del jesuita sucesor de san Pedro, el papa Francisco cuando nos dice:
Puedes tener defectos, estar ansioso y vivir irritado algunas veces. Pero no te olvides que tu vida es la mayor empresa del mundo.
Sólo tu puedes evitar que ella vaya en decadencia.
Hay muchos que te aprecian, admiran y te quieren.
Nos gustaría que recuerdes que ser feliz, no es tener un cielo sin tempestades. Trabajos sin cansancio. Caminos sin accidentes. Relaciones sin decepciones.
Ser feliz es encontrar fuerza en el perdón. Esperanza en las batallas. Seguridad en el palco del miedo. Amor en los desencuentros.
Ser feliz no es solo valorizar la sonrisa. Sino también reflexionar sobre la tristeza. No es apenas tener alegría con los aplausos, sino tener alegría en el anonimato.
Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida a pesar de los desafíos, incomprensiones y periodos de crisis.
Ser feliz no es una fatalidad del destino. Sino una conquista para quien sabe viajar para dentro de su propio ser.
Ser feliz es tener la osadía de decir perdóname.
Nosotros agregaríamos que en tus primaveras seas amante de la alegría. Que en el invierno seas amante de la sabiduría. Y que cuando te equivoques, empieces de nuevo.
craveloygalindo@gmail.com