(Texto leído en su homenaje de cumpleaños)
Con cariño al poeta José Guillermo Vargas
Homenaje póstumo
Ante lo vasto,
lo indistinto que nubla,
embarga astros abisales;
voces labran sus contornos,
trenza bajo las piedras,
aislando los objetos su luz.
Apenas en el inicio sólo mis letras conoció.
Identificación inmediata al vernos físicamente;
me considero modesto,
sin aspavientos,
lo plasmó en un libro.
José Guillermo Vargas de trato cordial,
afable siempre.
Sus ojos deslumbrantes de niño,
causándole asombro;
todo espacio y todo o casi todo logró aprender,
tocar piano, otros instrumentos,
cantar, ser seminarista.
En la habilidad elástica del tiempo.
Tocó relieves hojas blancas;
dibujó corcheas, semicorcheas
entre poemas de gran ritmo y fuerza,
imponente sonoridad en la voz,
de interpretar un texto propio o ajeno.
Improvisa mensajes elocuentes y filosóficos.
Sin pretender ser el centro de atención,
en honda sencillez compartió el pan y la sal,
parte de sus anécdotas.
La inmediatez de su vida seguía a un abrazo
terminado un encuentro de escritores.
Sobre delicada flor abre o resplandece la luz,
permea el recuerdo que cifra el resplandor.
Hoy inicia
«el verdadero renacer al polvo levantado en su camino en dimensiones del orbe…
por nuestra mirada atenta este inicio de vida y capacidad creadora».
El humanismo practicado logró la felicidad de muchos
en ese vacío, que somos más que tiempo,
la luz del pensamiento de José Guillermo Vargas
más allá de la arquitectura carnal
hasta la otra existencia sin fin de profundidades,
insondables y así ha de ser.
Manteniendo su ejemplo y paradigma esencial por otros poetas, otros hombres.
El carácter evanescente de todo hombre lo obligué a cabalgar en las llanuras junto a su rocinante alcanzar el ideal.
Ese intento hizo el Dr. José Guillermo Vargas
presidente de CADELPO.
Pacto de hermandad callada en cuerpo y mente.
Es cuánto.