Dulce Palmira Conde. (Veracruz, Ver. México. 1993).
Lic. En Psicología por la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV), actualmente estudia la licenciatura de Sociología en la UNAM en modalidad a distancia. Tomó un curso de creación literaria en el Centro Cultural; Yabebirí en 2018. Se ha dedicado a la docencia en niños de 3 a 12 años, y en comunidades rurales por parte de CONAFE, ejerció como profesora de primaria en niños de 7 a 12 años y tiene un amplio interés en la investigación. Se considera un diamante en bruto en el campo de la literatura y hasta ahora no se había decidido a publicar sus textos.
(Presentamos algunos fragmentos de su obra)
La confortable adhesión de la mantequilla con un cuchillo
Fueron 9 horas las que mantuvo su solidez, no hay idea si la palabra existe, sólo es parte del lenguaje, su muerte es mucho muy lejano. Las primeras 3 horas, lo amarillo y blanco avanzaban, rozaban el cuerpo completo de la barra, como si plumas de algún ave desconocida de las Maldivas fuesen. Luego fue la entrada de lo plateado del brillo, corta y sube, latigazos siente la barra, y le gusta; se le ve cómoda.
Después de todo ya no era necesario caminar al borde de los puentes, se descubre un nuevo pasatiempo, y con esto, nuevos platillos con toques de condimentos que no son de un primer ni tercer mundo, plantas no consideradas “comestibles”, el objetivo es ser creativo con el alimento. No parece incomodar a la barra ningún movimiento, nada en especial.
Si de hablar con sartén se trata, prefiere nadar sin salvavidas. Jugar con los erizos.
Comentarios para vender un producto
En la verdulería de enfrente, la cajera me pregunta si no deseo una oferta de tres manojos de cilantros por dos, al inicio me pareció poco atractivo, e incluso de mal gusto, fue entonces que imaginé un guacamole, como el que se te antojó cuando caminábamos por Tepoztlán, ahí si me resultó una verdadera oferta, inmediatamente alzo la mano.
Intercambio en Lucero y Cardel
Espero te haya gustado la manzana, es mi fruta favorita, aunque también debo aceptar que con los años se ha vuelto un hábito el hecho de comerlas antes del desayuno, de lunes a viernes, curiosamente cuando son jornadas laborales o escolares. Ayer cuando me refería que realizar este tipo de actividades me da pereza, lo comentaba más bien por el hecho de hacer una dinámica, la verdad es que la idea de intercambiar textos con alguien desconocido(a) sí me agrada.
Te confieso que ha sido una semana algo complicada, no veo la hora en que sea viernes, no sé si alguna vez te ha pasado que no te sientes aquí, en el presente, como si estuvieses fuera… Da igual, me agrada asistir al curso, sales de la monotonía y aprendes. Y bueno, te comparto algo más sobre mí, disfruto más el escuchar música por las noches que en el día, de preferencia después de que ya todos duermen, cuando todo afuera es silencio, ejemplo ahora mismo mientras escribo tu carta.