PULSO POLITICO. El PRI en Puebla, está en la lona

 

Gabriel Sánchez Andraca

En Puebla como en todo el país, el Partido Revolucionario Institucional, está peor de lo que se ha dicho.

Priístas poblanos consideran que será difícil su recuperación, pero que si se encuentran elementos capaces de enderezar la barca que amenaza con hundirse, tendrá esperanzas de ponerse en pié, a partir del 2030.

De hecho, el partido tricolor debe iniciar un proceso, pero ya, de Cuarta Transformación: Su primera etapa fue cuando en 1929, surgió a la vida pública como Partido de la Revolución Mexicana, PRM; la segunda transformación, fue cuando se le denominó Partido Nacional Revolucionario, PNR,  y la tercera, en los primeros años cincuenta, cuando se le denominó Partido Revolucionario Institucional, PRI. Esta etapa terminó en el 2018 con el arribo de Morena al poder, partido que muchos priístas consideran que tiene mucho parecido al PRI de los años anteriores al neoliberalismo que impuso Carlos Salinas de Gortari sin informar a los priístas de los cambios que se hacían para convertirlo en un partido de derecha.

A partir de Salinas, el PRI abandonó la política social que sostuvo siempre desde la época de Lázaro Cárdenas y que daba prioridad a los campesinos, a los obreros y a las clases medias populares, representadas por la CNOP.

Los tres sectores que fueron pilar del priísmo durante muchas décadas: Campesino, Obrero y Popular, prácticamente desaparecieron. Siguen mencionándose y se mantienen en el papel, como CNC, CTM y CNOP, pero ya nada significan y carecen en absoluto de fuerza real.

El PRI, como el PAN, el PRD, el PT, el Verde, y como fue el PANAL y otros, tienen pequeños grupos que los manejan como si fueran empresas privadas. Ponen y quitan dirigentes cuando se le da su gana, ponen candidatos a puestos de elección popular a familiares y amigos. Los recursos que les entregan puntualmente como subsidios que pomposamente llaman “prerrogativas” los gobiernos federal y estatales, los manejan con criterios que nadie conoce. Todos saben que desde que perdió el poder, el PRI es un partido que se queja de no tener dinero para nada. En la elección del 6 de junio, ya lo habíamos dicho en este espacio, contrató gente para su trabajo de campo y hasta ahora le están cobrando el sueldo prometido muchos de quienes realizaron ese trabajo. Algunos ya recibieron una recompensa de 5 mil pesos mensuales, pero otros tendrán que esperar para que les liquiden, en abonos chiquitos, como en las tiendas que así se anuncian.

Puebla, que fue una entidad tenida como priísta durante mucho tiempo, está peor que muchas otras con menor población. Ya le comentamos aquí, que tiene una militancia de poquito más de 16 mil y fracción, de militantes. El PAN poblano afirma que tiene 19 mil afiliados, pese a que el PAN en muchos de los 217 municipios del estado, carece de comités municipales y es completamente desconocido.

En las pasadas elecciones intermedias, se informó que de 85 municipios que gobernaba, paso a solo 42, en esta elección.

        Pues ese dato es falso, como es falso lo afirmado por el dirigente estatal del Revolucionario Institucional, señor Camarillo, de que el priísmo había ganado 58 municipios.

La realidad, muy dolorosa para los priístas poblanos, es que su partido solo ganó 21 municipios donde participó en solitario, es decir, donde no tuvo aliados. Ninguno de ellos es municipio importante.

En la tan cacareada alianza opositora que según ellos iba a arrasar, la que conformaron PAN, PRI y PRD, obtuvieron solo 10 triunfos; en la alianza PAN-PRI, obtuvieron 8; en una alianza PRI-PRD-PSI, obtuvieron un solo triunfo; en la alianza PRI-PRD-PAN-PCPP-PSI y NAP, un solo triunfo; en una alianza del PRI con PCPP, ganaron 2; en otra alianza entre PAN-PRI-PRD-PASI, ganaron una y en otras tres alianzas con varios de los partidos mencionados, ganaron otras tres. En total, solo y acompañado del PAN, PRD y otros aliados pequeños. El triunfo opositor fue de 58 pequeños municipios del estado.

Claro, el PAN se llevó el triunfo en la capital del estado, pero esa es otra historia. Aquí en el municipio de Puebla, la alianza con el PRI y el PRD, no le sirvió al PAN para casi nada. La tenía ganada de antemano. Si hay un municipio que el PRI perdió con todo, fue el municipio de Puebla.

Si el PRI inicia cuanto antes su cuarta transformación, debe ser total. No se trata solo de cambiar dirigentes por gente más entrenada en cuestiones políticas, económicas y sociales, sino políticos con sensibilidad, políticos que quieran de verdad, acercarse a la gente, tener interés en resolver los problemas prioritarios de los municipios urbanos y rurales, pero sobre todo, querer que su partido sea auténticamente democrático, que las oportunidades para ocupar un cargo público sean para militantes comprometidos con los principios y programas priístas, que fueron el motor de la modernización del país desde Lázaro Cárdenas, hasta Echeverría y López Portillo. Que recobren la política social con atención prioritaria para los que menos tienen, que se comprometan a combatir la corrupción en todos los niveles de gobierno; que sus dirigentes salgan de las bases del partido, y no de grupos encumbrados que utilizan, han utilizado siempre al partido y sus militantes, para sus fines personales y de grupo.

Bueno, siendo realistas y no soñadores fuera de la realidad, los priístas bien informados y bien intencionados, consideran que el Partido Revolucionario Institucional, tendrá posibilidades de repuntar, en el año 2030, pero debe empezar a trabajar desde ahora, pues  el que fuera el mejor organizado partido político de Latinoamérica, ha perdido estructura, organización, al 79 por ciento de sus militantes, carece de unidad interna, no tiene recursos económicos como los tuvo durante décadas, es decir, está como en una cabeza periodística genial el diario Excelsior, resumió el estado de salud del dictador José Stalin, de la Unión Soviética en los años cincuenta: “Ha perdido el habla, no puede moverse y el corazón le falla”.