Gabriel Sánchez Andraca
Al fin llega el día de la elección: terminaron las campañas más complicadas de la historia de Puebla y del país, en las que los políticos que compitieron, no todos claro, se dieron vuelo insultando, calumniando, acusando de hechos reales o ficticios a sus contrincantes; la “guerra sucia” iniciada en el 2000, pues antes era desconocida en nuestro país, estuvo en todo su apogeo. Por la pandemia fueron las campañas más breves de la historia y las más atípicas, pues se tuvieron que guardar los protocolos sanitarios para evitar contagios y se acotaron las reuniones masivas, es decir, los mítines.
El discurso de los candidatos estuvo en la mayoría de los casos, ayuno de propuestas.
La mayor parte de los candidatos a diputados federales y locales de todos los partidos, eran políticamente desconocidos. Los candidatos con oficio político y sensibilidad social, fueron muy pocos. Muchos de los que buscan su reelección, no lo justifican con hechos. Ellos creen que lo hicieron muy bien y buscan su reelección.
La lucha por los ayuntamientos de los 217 municipios de la entidad, en algunos casos es cerrada: hay lugares con más de diez planillas registradas.
Todos los partidos han hecho a los ciudadanos en general, a votar, a vigilar porque su voto sea respetado y a votar libremente.
Pero la descomposición de todos los partidos políticos, no les ha permitido tener representantes en todas las casillas. A nivel nacional, solo los partidos Morena y PRI, cubrirán, se informó, el cien por ciento de las casillas con representantes. Todos los demás partidos solo registraron a menos del 50 por ciento de los representantes que debieron registrar.
En el caso de Morena, es actualmente el partido mayoritario y en el caso del PRI, es el rico venido a menos y ya se sabe, que tiene más el rico cuando empobrece, que el pobre cuando enriquece. El PRI fue en el siglo XX, el partido político de América Latina, mejor estructurado y mejor organizado y algo de eso le ha quedado después de su terrible debacle del 2018.
Coordinadamente las policías estatal y municipales, la Guardia Nacional, y el Ejército, estarán pendientes de mantener el orden en caso necesario. Las autoridades judiciales y las notarías públicas, permanecerán atentas para recibir cualquier denuncia por irregularidades en el proceso de este domingo.
Ayer los funcionarios de las 165 mil casillas que en números redondos se abrirán en el país, empezaron a recibir la paquetería electoral para iniciar el proceso de votación a la hora indicada. Pese a los problemas surgidos a última hora, toda la papelería se terminó de imprimir en tiempo y ya está en manos de los funcionarios de casilla.
LA INCURSIÓN DEL CRIMEN ORGANIZADO EN UN PROCESO electoral, se hizo evidente en esta ocasión: muchos candidatos o aspirantes a serlo, fueron amenazados o intimidados por la delincuencia y en el país, se registraron entre 88 y 100 asesinatos, pero ayer que se cerraron las campañas ya todo parecía tranquilo.
Municipios como Tehuacán, en la entidad poblana, que es el segundo municipio en importancia del Estado, ha tenido problemas políticos desde hace casi tres años: el presidente municipal elector en el 88, está preso; su sucesos, que quiso reelegirse, tuvo que aguantarse las ganas pues su posible reelección, fue derribada y para acabarla de amolar, un candidato a diputado del PRI, está en la cárcel.
Estas campañas políticas decimos que fueron atípicas, porque se registraron hechos que nunca antes se habían registrado, como que se anulara la candidatura a la presidencia municipal de Puebla-capital, del candidato del partido Fuerza por México, cuando ya había terminado su campaña.
QUE DIFERENCIA CON TIEMPOS PASADOS, CUANDO LA DEMOCRACIA oficial y partidista, brillaba por su ausencia: Nos cuentan que en tiempos del cacique Maximino Avila Camacho, pidió a dos de sus funcionarios, que estuvieran en su casa, del rumbo de Xonaca, a las 8 de la mañana en punto para tratar un asunto. Uno llegó puntual y otro veinte minutos tarde. El candidato del PRI a la presidencia municipal de Puebla, fue el que llegó puntual.
Muchos años después, durante el gobierno del ingeniero Aarón Merino Fernández, citó a los dirigentes del PRI y sus sectores en la casa que ocupaba en la colonia La Paz (en esa reunión estuvo este columnista) y al inicio de la plática, don Blas Chumacero, líder de la CTM en la entidad, le entregó una lista de posibles candidatos a la presidencia municipal de la capital, que había sido integrada con nombres aportados por los dirigentes de los tres sectores del partido. El gobernador la leyó y muy a su estilo les dijo: “Qué buena lista han logrado. Todos merecen ser candidatos, son personas respetadas, capaces y honestas. Los felicito señores por esta extraordinaria lista, pero pues tenemos que escoger solo a uno. Que les parece el ingeniero Arcadio Medel Marín. Todos casi al unísono dijeron que sí.
Entonces intervino el dirigente de la Liga de Comunidades Agrarias, licenciado Jose Isabel Alonso Carreón quien dijo: “Señor gobernador, el ingeniero Medel Marín, no tiene automóvil”. La respuesta fue inmediata, “Ah por eso no hay problema”. Toco un timbre desde su escritorio y asomó su jefe de ayudantes a quien le preguntó ¿Cómo anda la camioneta blanca? Y la respuesta fue: bien señor, solo hay que cambiarle llantas.
“Que le cambien las llantas, que le hagan afinación y balanceo y que la pongan a disposición del ingeniero Medel Marín. Supongo que también necesita renovar su guardarropa, porque lo he visto con unos trajes con sacos que parecen abrigos. Que lo lleven a México y que le hagan trajes con corte moderno, yo conozco buenos sastres y al rato te doy su dirección” le dijo al licenciado Alonso Carreón.
A los quince días, don Arcadio Medel, fue presentado a la prensa en el Fuerte de Guadalupe, donde hubo una comida: Qué cambio. Lucía con un corte de pelo impecable, casi le habían desaparecido las canas y vestía un traje de Alpaca, la tela de moda, con abertura en la parte trasera del saco, como se empezó a estilar en ese tiempo.
Don Arcadio era políticamente un desconocido y ahí fue su lanzamiento a la vida pública de Puebla.